Dos robos, un allanamiento y una devolución simultánea: la historia de las lupas quirúrgicas del doctor Cotti

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El cardiocirujano Carlos Cotti recuperó las lupas quirúrgicas valuadas en 3.500 dólares que le habían robado en La Plata. Pero la historia dio un giro inesperado: mientras la policía encontraba unas lupas en un allanamiento en el barrio «Pepsi» de Florencio Varela, dos personas entregaban de manera anónima otras lupas en el Hospital El Cruce. El médico reconoció estas últimas como las que le habían robado hace un tiempo.

FLORENCIO VARELA – El viernes por la mañana, la policía ingresaba a una vivienda del barrio Presidente Perón —conocido como «barrio Pepsi»— en Florencio Varela. Buscaban al responsable del robo que había sufrido el cardiocirujano Carlos Cotti frente a una heladería de La Plata. Encontraron un inhibidor de señal, un morral negro y unas lupas quirúrgicas. Un sospechoso de 40 años quedó detenido.

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Pero casi en simultáneo, a pocos kilómetros de distancia, ocurría algo que nadie esperaba: dos personas se presentaban de manera anónima en el Hospital El Cruce de Florencio Varela con un paquete bajo el brazo. Adentro había otras lupas quirúrgicas. Cuando Cotti las vio, las reconoció inmediatamente: eran las que le habían robado hace un tiempo, en otro hecho que hasta ahora permanecía sin resolver.

La recuperación del instrumental robado días atrás terminó revelando que el médico había sido víctima de más de un robo. Y que alguien, por alguna razón, decidió devolver lo sustraído en el pasado justo cuando la policía allanaba una vivienda en el conurbano profundo.

El minuto fatal en Plaza Belgrano

Todo empezó con un descuido. O con lo que Cotti calificó como «un minuto fatal». El médico había estacionado su camioneta en la avenida 13 y 39 de La Plata, frente a Plaza Belgrano, para entrar a una heladería. Sesenta segundos. Lo que dura pedir un kilo de helado, esperar que lo pongan en el envase y pagar.

Cuando regresó, su camioneta estaba tal como la había dejado. Cerrada. Sin vidrios rotos, sin puertas forzadas. Pero adentro faltaba su portafolio. Y con él, las lupas quirúrgicas que usa para trabajar sobre estructuras diminutas durante intervenciones cardiovasculares de alta complejidad.

El delincuente no había roto nada. Usó un inhibidor de señal para anular la alarma de la camioneta, abrió la puerta como si tuviera llave y se llevó lo que encontró de valor. Un método cada vez más común en el conurbano y La Plata: limpio, rápido, sin violencia visible. La tecnología al servicio del delito callejero.

Lupas quirúrgicas de 3500 dólares recuperadas en allanamiento en Florencio Varela tras robo a cardiólogo
Una de las lupas quirúrgicas recuperadas por la policía durante el allanamiento en Florencio Varela. El instrumental, valuado en 3.500 dólares y fabricado en California, es utilizado por el cardiocirujano Carlos Cotti para intervenciones de alta complejidad en el Hospital El Cruce.

Una herramienta irremplazable

Cotti no tardó en dimensionar lo que había perdido. Las lupas quirúrgicas no son un accesorio más del equipo médico. Son el instrumento que le permite ver con precisión milimétrica las estructuras sobre las que opera durante trasplantes pulmonares y cirugías cardiovasculares. Sin ellas, no puede trabajar.

«El aparato cuesta 3.500 dólares y hay que esperar tres meses para su fabricación en California», explicó el médico en su denuncia ante la Comisaría 2ª de La Plata. Una herramienta importada, personalizada, irremplazable en el corto plazo. Y completamente inútil para quien la había robado.

«No le sirve al ladrón ni para usarla ni para venderla», aclaró Cotti con una mezcla de impotencia y resignación. Porque esa es la paradoja de estos robos: se llevan elementos de altísimo valor profesional pero nulo valor en el mercado negro. ¿Quién compra unas lupas quirúrgicas personalizadas? ¿Dónde se venden?

El robo no solo afectó al médico. Las intervenciones programadas en el Hospital El Cruce quedaron suspendidas. Pacientes que esperaban trasplantes pulmonares, cirugías complejas que requieren precisión quirúrgica extrema, todo frenado por un robo de menos de un minuto en una esquina platense.

Cotti trabaja en varios centros de salud de La Plata: el Hospital Español, el San Juan de Dios y el Sanatorio Argentino. Pero su participación en el equipo de trasplantes del Hospital El Cruce de Florencio Varela es donde estas lupas resultan más críticas. Son intervenciones que no admiten improvisación, que requieren precisión milimétrica, que se juegan en estructuras diminutas donde un error puede ser fatal.

La investigación: del inhibidor al barrio Pepsi

La denuncia puso en marcha la maquinaria policial. La UFI Nº 5 del Departamento Judicial La Plata tomó el caso y comenzó a trabajar con las cámaras de seguridad de la zona, testimonios y rastreo de antecedentes. El modus operandi del inhibidor acotaba el universo de sospechosos: no cualquiera maneja esa tecnología, no cualquiera opera con esa metodología.

Las pruebas llevaron a Florencio Varela. A un hombre de 40 años con domicilio en el barrio Presidente Perón, más conocido en la zona como «barrio Pepsi». Un sector del distrito varelense donde la densidad poblacional se mezcla con problemáticas sociales, territorios en disputa y una economía informal que muchas veces incluye la reducción de objetos robados.

El viernes por la mañana, la Justicia ordenó el allanamiento. Policías de la Comisaría 2ª de La Plata, junto a efectivos locales, ingresaron a la vivienda señalada. Adentro encontraron una base cargadora de handy modificada para funcionar como inhibidor de señal, un morral negro y las lupas quirúrgicas robadas días atrás en La Plata.

El sospechoso fue detenido y quedó imputado por hurto agravado mediante llave electrónica. El instrumental recuperado en el allanamiento coincidía con la descripción de lo robado frente a la heladería de Plaza Belgrano. Caso resuelto, parecía.

Pero casi al mismo tiempo, en otro punto de Florencio Varela, se desarrollaba una escena que nadie había anticipado.

El giro inesperado: otra devolución simultánea

Mientras los policías realizaban el allanamiento en el barrio Pepsi, dos personas se presentaban de manera anónima en el acceso del Hospital El Cruce de Florencio Varela. Traían un paquete. Lo entregaron al personal de seguridad y se fueron sin identificarse.

«Son las lupas del doctor Cotti», dijeron antes de desaparecer.

El personal del hospital avisó inmediatamente a la policía, que se trasladó al lugar e incautó el instrumental. Cuando Cotti llegó para reconocerlo, la sorpresa fue mayúscula: eran lupas quirúrgicas suyas, sí, pero no las robadas días atrás en La Plata. Eran otras lupas que le habían sustraído hace un tiempo, en otro robo que había quedado sin resolver.

El médico las reconoció de inmediato. Eran parte de su equipamiento, herramientas que había perdido en el pasado y que nunca imaginó recuperar. Y aparecían justo el mismo día que la policía allanaba una vivienda en Florencio Varela para recuperar las lupas del robo reciente.

La coincidencia temporal no es menor. Alguien supo que había un operativo policial en marcha, que la Justicia estaba detrás del robo de las lupas del médico, y decidió devolver lo que tenía guardado de otro hecho. ¿Miedo a ser vinculado con la investigación en curso? ¿Intento de limpiar evidencia antes de que los allanamientos se extendieran? ¿Arrepentimiento tardío?

Dos robos, dos recuperaciones, muchas preguntas

La historia de las lupas de Cotti ahora tiene dos capítulos. El robo reciente en La Plata, resuelto con un allanamiento, un detenido y la recuperación del instrumental. Y otro robo anterior, del que hasta ahora no se tenían mayores datos, que se resolvió de manera anónima y simultánea con un gesto que plantea más interrogantes que certezas.

El delito invisible que se repite

Esta historia resume una modalidad delictiva que crece en el conurbano bonaerense y La Plata: robos con inhibidores de señal, sin violencia aparente, aprovechando descuidos mínimos. Un minuto para entrar a una heladería, treinta segundos para cargar nafta, dos minutos en un cajero automático. Ventanas de oportunidad que los delincuentes identifican y explotan con tecnología barata pero efectiva.

El problema es que muchas veces se llevan cosas que tienen valor profesional o sentimental pero no comercial. Laptops con trabajos académicos irrecuperables, equipamiento médico personalizado, herramientas de trabajo específicas. Objetos que para su dueño son irreemplazables pero para el mercado negro no valen nada.

Que Cotti haya sido víctima de más de un robo de lupas quirúrgicas habla de un patrón: profesionales de la salud que cargan equipamiento visible y costoso se convierten en blanco de delincuentes que no dimensionan la inutilidad de lo que roban. Se llevan herramientas que valen miles de dólares pero que no pueden vender, usar ni siquiera mostrar sin levantar sospechas.

El resultado: víctimas que pierden instrumentos de trabajo esenciales, delincuentes que se quedan con objetos que no pueden monetizar, y una sensación de inseguridad que se instala en la vida cotidiana de médicos, profesionales y trabajadores que deben trasladarse con sus herramientas.

Volver a operar, con todas las lupas

Con ambos juegos de lupas recuperados —las del robo reciente y las del robo anterior—, Cotti puede retomar las intervenciones suspendidas con mayor tranquilidad. Los trasplantes pulmonares programados en El Cruce vuelven a la agenda quirúrgica. Pacientes que esperan por una cirugía de alta complejidad recuperan la esperanza de una fecha concreta.

El instrumental recuperado volvió a sus manos en perfecto estado. Las lupas del allanamiento y las entregadas anónimamente, todas intactas. Como si alguien hubiera entendido —en un caso por la presión policial, en el otro por razones que todavía se investigan— que lo robado no era un objeto cualquiera sino herramientas de vida para otros.

La investigación continúa

El hombre de 40 años detenido en el barrio Pepsi permanece imputado por hurto agravado mediante llave electrónica por el robo reciente en La Plata. La causa sigue abierta en la UFI Nº 5, y ahora la Justicia deberá determinar si existen otros involucrados y si hay conexión con el robo anterior.

La devolución anónima de las otras lupas en El Cruce es parte de la investigación. Los videos de las cámaras de seguridad del hospital podrían ayudar a identificar a quienes hicieron la entrega. Y a partir de ahí, reconstruir cuándo, cómo y quién robó ese instrumental que el médico había perdido tiempo atrás.

Lo concreto es que la misma semana que la policía allanaba una vivienda en Florencio Varela por un robo reciente, alguien decidió devolver lo robado en otro hecho del pasado. Y eligió hacerlo en el mismo hospital donde trabaja la víctima, como si quisiera dejar un mensaje: «Esto también es suyo, y es mejor devolverlo antes de que sea tarde».

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