El ministro de Educación, Esteban Bullrich, aseguró que en la prueba del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA) 2015, que se realiza cada tres años a alumnos de 15 años, la Argentina quedó excluida porque hubo «técnicamente un error grave» y anunció que en 2018 el país volverá a participar del relevamiento.
En tanto, funcionarios de la gestión anterior refutaron el planteo de invalidez de la presentación de la muestra y expresaron que el tema radica en el cambio de la escuela media que se dio en los últimos años.
La Argentina fue excluida de la medición internacional de calidad educativa 2015 a raíz de «graves fallas metodológicas y falta de cumplimiento de regulaciones de la Organización para la Cooperativa y Desarrollo Económico (OCDE)» enfatizó el ministro, al hacer referencia al organismo que dirige la evaluación.
Esta situación no sucedió nunca desde el año 2000, cuando comenzó este sistema de evaluación mundial, más allá de que en 2003 el país decidió no participar.
Durante una conferencia de prensa en Casa de Gobierno, Bullrich dijo que la falla tuvo que ver con no tomar la cantidad necesaria de escuelas, y reveló que el Ministerio tenía la muestra «desde hace varios meses y se ha estado trabajando para evitar esta situación de exclusión».
Además, dijo que «preocupados por la exclusión de nuestro país de la evaluación PISA solicitamos a dos organizaciones internacionales (la Unesco y la Universidad de Oviedo) que analicen la situación; ambas fueron contundentes, validando la decisión de la OCDE de excluir a Argentina».
En tanto, el informe oficial de OCDE explica en su página 304 el motivo de la exclusión al afirmar que «en Argentina la prueba PISA fue conducida en concordancia con los estándares operativos y las lineas de la OCDE, sin embargo hubo un declive significante en la proporción de jóvenes de 15 años que participaron en la prueba tanto en números absolutos como relativos».
«Hubo -continúa- una reestructuración en el colegio secundario en la Argentina excepto en la región de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que probablemente haya afectado la cobertura de escuelas elegidas para la muestra. Por consecuencia los resultados de Argentina no son comparables a los de otros países y con los resultados de Argentina de años anteriores».
En tanto, Bullrich precisó que la investigación que realizaron arrojó que «no hubo animosidad» por parte de los funcionarios de la cartera educativa anterior, a cargo de Alberto Sileoni.
Sin embargo, señaló que «está claro que la muestra no es comparable» y anticipó que «por eso cuando enviemos los datos de la población en la próxima muestra va a ser superior a las 13.000 escuelas», como lo requiere el estudio.
«Lo que vemos es que había que mandar una población de 13.280 escuelas y de esa población faltaron 3096», precisó el funcionario.
Tras aclarar que esa «grave falla» no tiene consecuencias administrativas ni penales para los funcionarios que participaron en aquella oportunidad, Bullrich calificó la actitud de «poco apego y compromiso con las estadísticas».
Asimismo, dijo que no cree que se «se pueda construir un relato, mucho menos sobre la educación» y advirtió que «la mala educación es visible y la mala educación es hacer mal las cosas».
«Queremos -planteó- que todos sepan lo que estamos haciendo para corregir lo que hacemos mal y corregir y multiplicar y repetir lo que hacemos bien».
En este sentido, prometió que trabajará «para que esto nunca más suceda», tras enfatizar que «en el 2018 el país volverá a participar» del relevamiento.
Por su parte, el ex ministro de Educación, Alberto Sileoni sostuvo que la presentación de Argentina en la evaluación es «perfectamente válida» y señaló que «la muestra técnicamente es más pequeña porque la secundaria experimentó una transformación que implicó la fusión de establecimientos; la reducción del listado sólo afectó parte de la comparabilidad con mediciones anteriores, pero de ninguna manera su validez».
El ex ministro señaló que «él mismo tuvo oportunidad en julio pasado de explicarle la diferencia introducida en la última muestra al responsable de la máxima autoridad de las pruebas Pisa, Andreas Schleicher, quien manifestó ‘coincidencia en la decisión técnica’ «.
«Ahora quieren hacer de esa medida técnica una cuestión política», y explicó que si se trata de un tema técnico «es fácil de explicar: los EGB y Polimodales se fusionaron cómo estaba organizada la estructura anterior, con la transformación de la escuela media, y al fusionarse se redujo el total de escuelas y por ende la muestra también».
El sistema, que evalúa a estudiantes de 15 años de unos 65 países de todo el mundo, en ciencias, matemática y lectura, está organizado por el PISA de la OCDE, quienes en esta oportunidad otorgaron el primer puesto a Singapur, del sudeste asiático y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, donde no hubo reforma, fueron aceptados sus resultados y obtuvo en ciencias el puesto 38.