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Berazategui: la pata local de la “secta del horror”

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Berazategui

Cayó otro miembro de la hermandad yoga

Sospechaban que se había fugado a EEUU, pero los pesquisas lo encontraron en un tranquilo barrio de Berazategui, a una cuadra del Camino General Belgrano y a pocos metros del derrumbado Hotel Vergel en la localidad de Sourigues. Se trata de Gabriel Armando Sorkin, un hombre de 49 años que tenía pedido de captura en el marco de la causa abierta por la llamada “secta del horror” desbaratada en el barrio porteño de Villa Crespo.

Según precisa la investigación judicial, era uno de los integrantes del grupo buscado por manejar la compra de inmuebles en el exterior y fue arrestado por personal de la Prefectura Naval en la calle 221 y 259, de la localidad de Sourigues.

El ahora detenido es una de las 24 personas sobre las cuales el juez federal Ariel Lijo dictó pedido de captura y que permanecía prófugo desde el viernes pasado, cuando se detuvo a los cabecillas de la organización.

La secta, según se determinó en la investigación, sometía a sus víctimas a explotación sexual y laboral. Entre los detenidos está Juan Percowicz, un hombre de 84 años, líder del grupo y que ya había estado vinculado con una investigación similar, tres décadas atrás y por hechos similares.

En tanto, Interpol continúa buscando a tres miembros de la secta que residen en los Estados Unidos: Pablo Sinigaglia, Verónica Ángela “Loia” Iácono y María Beatriz “Bugi” Bugari, que junto a Sorkin manejaban el lavado de dinero del grupo a través de la compra de inmuebles. Los investigadores de la causa conocida como «Secta S.A.» creen que los presuntos integrantes de la organización tenían asignados distintos roles que iban desde el «coacheo» o captación de nuevos alumnos; el «geishado VIP» o «palomeo», que era la explotación sexual de sus víctimas; la «cura de sueño», utilizada para aleccionar y disciplinar; y el «banquito», como se denominaba al lavado del dinero que obtenían.

Según la investigación la denominada Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA) generaba un ingreso mensual de 500 mil dólares aproximadamente mediante «una estructura ilegal de negocios en la Argentina y los Estados Unidos».

Los investigadores creen que la organización captaba a «alumnos y alumnas» desde al menos el año 2004 y «contaba con una estructura jerárquica y piramidal de la que participaban aproximadamente 179 alumnos, repartidos entre sus diversas sedes ubicadas principalmente en esta ciudad, y en las ciudades de Las Vegas, Chicago y Nueva York».

Para los pesquisas, Juan Percowicz era el creador y líder de la organización, pero bajo su orden, había una línea de al menos 18 personas que lo secundaban y que tenían a su cargo los distintos «emprendimientos» de esta organización: el «coacheo», el «geishado VIP» o «palomeo», la «cura de sueño» y el «banquito».

La EYBA proclamaba el impulso de la «evolución espiritual» a través de su filosofía con la meta de lograr la «reencarnación eterna» al llegar al nivel 7 «formal», que ocupaba el sindicado líder Percowicz, alias «El Ángel».

De acuerdo a las pesquisas, las personas captadas eran «sometidas a todo tipo de actividades que podríamos catalogar como perversas y contrarias a la libertad, la autonomía y la dignidad de cualquier ser humano».

Como primera medida, los «alumnos» y «alumnas» que lograban acercar a la organización era «el alejamiento del círculo familiar anterior -que denominan ‘familia biológica’-en contraposición a la ‘familia’ que conforma la EYBA», y, en caso de que hubiera algún acercamiento, era «monitoreado por los líderes por los riesgos que conllevan en el convencimiento de pertenecer a la organización».

Esos alumnos, tenían la obligación de atender al líder máximo (Percowicz), al que llamaban «número 7», a quien le hacían aportes económicos que tenían como base los 200 dólares pero que, en algunos casos, podían llegar a ser de hasta 10 mil dólares mensuales, sostiene la acusación fiscal.

«Lo mismo ocurriría en cada uno de los cumpleaños del líder, fecha en que los «alumnos» y las «alumnas» deben mostrar su fidelidad aportando sumas de dinero que este año habrían alcanzado los 65 mil dólares», señalaron los fiscales en su dictamen.

De acuerdo a la investigación, en algunos casos las «alumnas» eran sometidas a explotación sexual, que en la jerga de la organización denominaban «geishado VIP» o «palomear», que consistía en enviarlas «a mantener encuentros sexuales con personas de elevado poder económico para obtener dinero, protección y/o influencias».

Para los pesquisas, la tarea del «geishado» era coordinada por una primera línea de la organización, entre ellas las imputadas Marcela Arguello, Marcela Sorkin, Susana «Mendy» Mendelievich, Adriana Ruth «Cosmito» González y Daniel Gustavo Trepat Fryd, aunque todos ellos eran supervisados por Percowicz.

Según la acusación fiscal, para que todo esto se pudiera llevar a cabo, la organización sometía a sus víctimas a «prácticas coercitivas» que se llevaban a cabo en una clínica denominada «CMI Abasto», ubicada en Guardia Vieja 4072, que supuestamente estaba a cargo de la detenida Alicia «Doqui» Arata y donde se desempeñaban al menos los otros imputados Luis Romero, Horacio Vesce y Silvia Herrero.

En esa presunta clínica, los alumnos eran «internados y adormecidos durante varios días como forma de ‘aleccionamiento’ y ‘subordinación’ cuando planteaban alguna crítica o duda respecto del líder y la organización», explicaron los fiscales, quienes agregaron que esa práctica era denominada por la organización como «cura de sueño».

Por otra parte, los investigadores creen que la banda criminal obtenía unos 500 mil dólares mensuales y que ese dinero era administrado por los detenidos Gustavo Rena, Mario Alberto Leonardo, Marcela Sorkin, Daniel Eloy Aguirre y María Susana Barneix.

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