La centenaria Doña Catalina «Cata» Peloc celebró sus 103 años con una fiesta inolvidable en Florencio Varela, dejando boquiabiertos a vecinos y familiares. Esta historia de la abuela alegre cautivó a la comunidad local y promete convertirse en viral, demostrando que la edad es solo un número cuando se trata de disfrutar la vida.
Nacida el 19 de julio de 1921 en Pucará, Jujuy, Doña Cata llegó a Varela hace 70 años, donde formó una familia numerosa que hoy incluye 49 nietos, 103 bisnietos y 27 tataranietos. Su hogar en Ciudadela, esquina Olivos, se convirtió en un símbolo de unión familiar y amor en el barrio.
El festejo de cumpleaños fue digno de una quinceañera, lleno de momentos memorables:
- Baile con DJ: La abuela demostró que la edad es solo un número al moverse al ritmo de la música, contagiando su energía a todos los presentes.
- Proyección emotiva: Un video cronológico emocionó a la homenajeada, quien recordó con cariño a su esposo Pedro y a su hijo Fabián, ya fallecidos.
- Torta juguetona: La cumpleañera manchó con crema a quienes se acercaban para las fotos, en un gesto de picardía que provocó risas y alegría entre los invitados.
- Espuma y diversión: Se tiró espuma, creando un ambiente festivo y lleno de alegría, típico de las celebraciones más animadas.
«Gracias a todos, no estoy solita», expresó Doña Cata con lágrimas en los ojos, agradeciendo el amor de su familia y vecinos. Este momento conmovedor reflejó la importancia de los lazos familiares y comunitarios en la vida de la centenaria.
La historia de amor de la abuela Doña Cata comenzó el 27 de noviembre de 1952, cuando se casó con Pedro Origuela en Santa Victoria, Salta. Juntos, construyeron una familia de 13 hijos: dos varones y once mujeres.
Doña Cata, una abuela de 103 años con mucha vitalidad
La vitalidad de Doña Cata es evidente no solo en su longevidad, sino en su actitud positiva y su capacidad para disfrutar de la vida. Su festejo incluyó baile, música, juegos y, sobre todo, el cariño de quienes la rodean. La celebración fue una muestra clara de que la alegría no tiene edad y que los lazos familiares son una fuente inagotable de felicidad.
Los vecinos de Florencio Varela adoptaron a Doña Cata como la «abuela de todos», reconociendo en ella un ejemplo de resiliencia. Su historia no solo es un motivo de celebración local, sino también una fuente de inspiración para personas de todas las edades.
Esta celebración no solo marca un hito personal para Doña Cata, sino que también destaca la importancia de los lazos comunitarios en Florencio Varela. Su historia es un testimonio de resiliencia, alegría y amor que inspira a generaciones, recordándonos la importancia de valorar a nuestros mayores y celebrar cada momento de la vida.
El caso de Doña Cata también pone de relieve la importancia de mantener activos a nuestros adultos mayores, demostrando que la participación en actividades sociales y familiares puede contribuir significativamente a una mejor calidad de vida en la vejez.
Mientras Florencio Varela celebra a su querida centenaria, la historia de Doña Cata nos invita a reflexionar sobre el valor de la familia, la comunidad y la actitud positiva ante la vida, sin importar la edad que tengamos.