El Bicho Canasto es como los varelenses llamamos al monumento a la bandera de Florencio Varela, el primero del país. Desde ese lugar simbólico, miramos la política local sin protocolo ni comunicados oficiales. Lo que pasa en los pasillos, los gestos que importan y las escenas que no salen en las fotos.
Mientras el protocolo marcaba el ritmo oficial, en el recinto «Islas Malvinas Argentinas» se cocinaban escenas que merecen ser contadas. Calor, emociones contenidas (o no tanto), licencias express y olvidos protocolares: el detrás de escena de la jornada legislativa varelense.
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1. El termómetro no perdona
Hacía calor. Mucho. El tipo de calor que te hace dudar si el aire acondicionado del HCD existe o es un mito urbano varelense. Entre trajes, camisas almidonadas y el peso institucional del momento, más de uno debe haber fantaseado con la pileta mientras levantaba la mano para jurar.
Pero bueno, la política bonaerense se hace así: transpirada, literal y metafóricamente.
2. Rearte y la emoción que no disimuló
En medio del calor y la solemnidad protocolar, hubo uno que no pudo (o no quiso) contener la emoción: Gustavo Rearte. Mientras la mayoría pasaba por el juramento con la expresión de quien está cumpliendo un trámite administrativo, Rearte se emocionó. De verdad.
Quizás sea porque es su reelección en la presidencia del HCD, quizás porque sabe el peso político que carga, o quizás simplemente porque todavía le importa. En una época donde la política parece cada vez más cínica, ver a alguien emocionarse por jurar como concejal tiene algo de refrescante.
3. La licencia más rápida del sur
Noelia Piñeiro protagonizó una secuencia digna de videotutorial sobre «cómo cumplir con la institucionalidad en tiempo récord». Fue la única que prometió en lugar de jurar (cada uno con sus creencias), asistió a la ceremonia, bajó a su banca, se sentó… y pidió licencia para seguir en el Departamento Ejecutivo.
«Una gestión corta», bromeaba ella misma en los pasillos.
La escena tiene su lógica política: Piñeiro mantiene su lugar en la estructura ejecutiva de Watson, pero formalmente está en el Concejo. Gabriel Navarrete asume en su lugar y todos contentos. Eficiencia varelense en estado puro.
4. El regreso del «Loco» Romero: segundas oportunidades y manchas difíciles
Jorge «El Loco» Romero volvió al recinto. El otrora hombre fuerte de La Cámpora en Varela, que ya fue concejal y llegó a ser senador provincial, regresa a la banca de la que partió años atrás. Un movimiento circular que en política suele tener lecturas múltiples.
Romero perdió brillo —y posiciones— después de protagonizar un escándalo machirulo que lo dejó fuera de juego durante un tiempo. Ahora vuelve, en un contexto político distinto, con una estructura territorial que lo sigue bancando pero con una imagen que todavía arrastra esas manchas.
¿Segunda oportunidad? ¿Reinserción política? ¿Necesidad de cuadros en territorio? Probablemente un poco de todo. Lo cierto es que «El Loco» está de vuelta, y habrá que ver si su gestión en el HCD sirve para limpiar esa imagen o si simplemente es un lugar donde acomodarse mientras pasa el tiempo.
La política varelense, como se sabe, tiene memoria selectiva.
5. Bondarenko y el olvido protocolar
Al diputado Bondarenko, de La Libertad Avanza, que también fue concejal en Varela, casi lo dejan afuera de las visitas protocolares. Hasta que alguien lo vio y le dieron su lugar. Un «detalle» que en política nunca es casual.
¿Desprolijidad? ¿Mensaje? ¿Simple despiste? Cada uno que saque sus conclusiones.
Lo que sí llamó la atención —nuevamente— es que Bondarenko no saludó a nadie de la prensa local. Otra vez. Parece que el diputado libertario tiene su propia interpretación de lo que significa vínculo territorial.
En un distrito donde la política se hace cuerpo a cuerpo, donde el aguante se mide en las calles y no solo en las redes, ese gesto (o esa ausencia de gesto) no pasa desapercibido. Pero bueno, quizás sea parte del «no somos políticos tradicionales» que pregona el espacio libertario.
O quizás simplemente no le caemos bien. También es una posibilidad.
El after: política de pasillo y café
Terminada la sesión preparatoria, empezó lo más importante: el café, los corrillos, los saludos que sí importan. Ministros provinciales mezclándose con concejales, intendente recorriendo el recinto, dirigentes midiendo fuerzas para lo que viene.
Porque al final, la sesión preparatoria es apenas eso: preparatoria. El partido de verdad empieza ahora, con ordenanzas, presupuesto, conflictos territoriales y esa gimnasia cotidiana de hacer política en el conurbano profundo.
El HCD de Florencio Varela quedó formalmente constituido. Con sus nombres propios, sus historias cruzadas, sus regresos inesperados y sus olvidos calculados.
Mientras tanto, afuera seguía haciendo calor.

