En el recorrido del Camino Centenario, entre la majestuosidad del Parque Pereyra Iraola, se erige una garita de colectivos en Berazategui que, paradójicamente, parece haber sido engullida por la naturaleza que la rodea. La imagen revela un escenario desolador: la estructura, que sirve como refugio para los pasajeros del transporte público, ahora se encuentra totalmente tapada por altos pastizales que se elevan como testigos mudos del abandono. Y la inseguridad.
Entre el verde descontrolado y el abandono
La garita, una pieza de la infraestructura urbana que en otro tiempo fue útil y necesaria, ahora se ve eclipsada por la exuberante vegetación que la rodea. La escena retrata una aparente batalla entre el hombre y la naturaleza, donde la segunda reclama su espacio sin miramientos. Los pastizales, altos y desordenados, han conquistado la garita, transformándola en una reliquia olvidada entre la maleza.
A pocos metros, un monumento a la desidia
Mientras la garita queda sepultada en el verdor descontrolado, a pocos metros se extiende un vasto basural a cielo abierto. Una montaña de desechos, desordenadamente apilados, contrasta con la exuberancia natural que domina el entorno. Este basural, como un símbolo de la indiferencia y el abandono, se yergue como un recordatorio tangible de la falta de gestión y cuidado ambiental en la zona.
Reflejo de una realidad ignorada en Berazategui
La fotografía captura no solo la imagen visual de la garita y el basural, sino también la sensación palpable de la negligencia. La infraestructura urbana, que en su día conectaba a los ciudadanos con el transporte público, ahora yace en el olvido, sumida en la vegetación que reclama su lugar. El basural, por su parte, es un testimonio de la falta de políticas ambientales y de la ausencia de un compromiso para preservar el medio ambiente.
Un llamado a la acción urgente
Esta crónica visual no solo documenta una realidad descuidada, sino que también invita a reflexionar sobre la responsabilidad colectiva en la preservación del espacio público y el medio ambiente. La garita, envuelta en pastizales, clama por una atención que ha sido esquiva. El basural, a su lado, exige una solución a los problemas de gestión de residuos que persisten sin resolver.
La fotografía de la garita de colectivos sumida en la naturaleza y el basural a cielo abierto en las proximidades revela una historia de abandono y desidia. Esta escena, que podría pasar desapercibida en el trajín diario, se convierte en un testimonio gráfico de la necesidad de acciones concretas para restaurar y preservar nuestro entorno, recordándonos que la negligencia no solo afecta a la infraestructura, sino también al alma misma de nuestra comunidad. .