Baleado y quemado, los testimonios del horror en el crimen de Lucas González

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Una subinspectora de la Policía Federal que participó en las primeras pericias en el lugar donde ocurrió el crimen de Lucas González, el adolescente de Florencio Varela asesinado por policías de la Ciudad en 2021 en el barrio de Barracas, aseguró hoy en el juicio oral por el hecho que percibió “desesperación” de los agentes porteños que consultaban sobre el procedimiento, mientras que el médico forense que practicó la autopsia al cuerpo de la víctima aseguró que el joven recibió dos disparos y que presentaba una lesión en una mano provocada «en vida» por un elemento «compatible» con la quemadura de un cigarrillo

Claudia Moreira, subinspectora de la PFA, que participó de los primeros peritajes en la esquina de Perdriel y Alvarado, de Barracas, el lugar donde ocurrió el homicidio de Lucas, declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 porteño que tiene a su cargo el juicio que se le sigue a 14 efectivos, que “había aproximadamente alrededor de 150 personas de la Policía de la Ciudad”, que se encontraban “uniformados, de civil y con chalecos de la Brigada”.

“Constantemente querían subir al móvil donde estábamos (con su equipo de trabajo), pero se les pidió que no lo hagan. Nunca había visto tanto personal policial y de civil. Querían saber qué había dicho la doctora (funcionaria judicial), qué había decidido”, indicó la agente, quien brindó su testimonio mediante la plataforma virtual Zoom.

Moreira señaló que cumplía órdenes del subcomisario de la PFA Pablo Andrés Blanco, jefe segundo de la sección de Intervenciones Judiciales de dicha fuerza y encargado de la recolección de pruebas el día del hecho.

Lucas

En la esquina de Perdriel y Alvarado, donde quedó detenido el Volkswagen Suran en el que se trasladaban Lucas junto a sus amigos Joaquín Zuñiga, Julián Salas y Niven Huanca, Moreira aseguró que “nunca” estuvo “en un procedimiento con tanta gente” y que notó «desesperación» por parte de los policías porteños, aunque aclaró que nunca le sugirieron qué debía hacer.

La subinspectora federal recordó que cuando tomó conocimiento del hecho se dirigió con su superior al lugar del hecho, donde tenían que contactarse con el subcomisario Roberto Inca, jefe policial de la Comuna 4 porteña.

Las tareas que realizó Moreira fueron el traslado en calidad de detenido de Huanca, el amigo de Lucas que se dio a la fuga tras el hecho y que se presentó en una comisaria de Barracas a las pocas horas, y entrevistarse con médicos y la familia de la víctima en el Hospital Penna de Parque Patricios, donde incautó prendas del joven y una esquila de bala, la cual resguardó por separado de las prendas.

Previo a la declaración de Moreira, dio su testimonio el médico forense Alejandro Rullan Corna, quien realizó la autopsia al cuerpo de Lucas.

«El cuerpo presentaba tres lesiones: dos producto de proyectiles de arma de fuego y una lesión compatible con una quemadura en una de sus manos», declaró Rullan Corna, forense de la morgue del Poder Judicial de la Nación.

Según explicó, la trayectoria que realizó el proyectil mortal en la sien fue de «adelante hacia atrás, de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo».

En cuanto a la lesión en la mano derecha de Lucas, Rullan Corna la describió como “compatible con un objeto circular de 0,5 a 1 centímetro de diámetro, en la mano derecha, en el primer espacio entre el dedo pulgar y el índice».

Si bien aclaró que no pudo determinar con qué elemento fue causada la herida, indicó que es compatible con el diámetro de un cigarrillo y fue causada cuando Lucas aún estaba vivo.

También en la jornada declararon dos peritos de la PFA encargados del análisis de las muestras odoríficas tomadas a los imputados, además de las agentes Lorena Miño y Micaela Fariña, a quienes le dictaron en la instrucción falta de mérito pero sigue investigadas.

Lucas González

“Se tomaron muestras sobre una réplica de un arma de fuego que estaba en un vehículo y sobre los asientos de ese vehículo. Dieron positivo sobre las pericias a Cuevas (Héctor, principal), Fariña y Miño. El análisis da un 90 por ciento de efectividad”, relataron los testigos.

El crimen del jugador de las divisiones inferiores de Barracas Central ocurrió el 17 de noviembre de 2021 cuando regresaba junto a tres amigos a bordo de un Volkswagen Suran y fue interceptado por un automóvil Nissan Tiida, en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad que les hicieron señas para detenerse.

Por ese motivo, los chicos pensaron que podían ser ladrones e intentaron escapar, momento en que los efectivos policiales les dispararon y un balazo impactó en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.

De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías intentaron simular que se había tratado de un enfrentamiento con delincuentes, maniobra a la que se habrían sumado otros efectivos, que «plantaron» un arma en el auto de las víctimas.

A los policías porteños Gabriel Alejandro Issasi (41), Fabián Andrés López (48) y Juan José Nieva (37) se les adjudica la coautoría del delito de «homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial».

Además, los tres enfrentarán cargos por las «tentativa de homicidio agravado, falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley», en el caso de los amigos de Lucas.

En tanto, otros 11 policías de la Ciudad, también detenidos, están siendo juzgados por el encubrimiento del crimen de Lucas y las torturas las que fueron sometidos los otros chicos.

Se trata del comisario inspector del Departamento Comunal Vecinal 4 Daniel Alberto Santana (50); el comisario de la Comuna Vecinal 4A, Rodolfo Alejandro Ozán (54); el comisario de la Comisaría Vecinal 4D, Fabián Alberto Du Santos (51); el comisario de la Comuna 4D, Ramón Jesús Chocobar (48) y el comisario Juan Horacio Romero (51) y el subcomisario Roberto Orlando Inca (47), ambos de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4.

También llegan a juicio el principal de la Comuna 4D, Héctor Claudio Cuevas (50); y los oficiales de la Comisaría Vecinal 4D Sebastián Jorge Baidón (28), Jonathan Alexis Martínez (34), Ángel Darío Arévalos (34) y Daniel Rubén Espinosa (33).

Todos están acusados por «falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionarios públicos y por ser el delito precedente especialmente grave e imposición de torturas» y, en el caso de Cuevas e Inca también por «falso testimonio agravado por haber sido cometido en una causa penal y en perjuicio de los imputados».

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