Aunque ya sea un clásico del Papa Francisco, no deja de sorprender esa actitud de romper con una humorada los momentos más solemnes, como para hacerlos verdaderamente humanos. Y eso volvió a pasar en la mañana de este miércoles cuando en la audiencia pública de los miércoles en el Vaticano bendijo la imagen de la Virgen de Luján que estuvo en nuestras islas Malvinas y que al final del conflicto fue llevada al Reino Unido y permaneció durante los últimos 37 años.
En la ceremonia de esta mañana se produjo la restitución y fue Francisco quien le dio la bendición a la imagen que retornará al país y se quedará para su veneración en la Parroquia de la Medalla Milagrosa de Florencio Varela. Como gesto de agradecimiento, el obispo castrense de la Argentina le dio otra imagen a su par inglés. «Esta es más linda», le dijo en tono de humorada que no ocultó el tremendo momnento emotivo del Sumo Pontífice y los veteranos de la guerra que estaban allí.
La imagen de la virgen de Lujan que vuelve a nuestro país fue expuesta durante toda la audiencia cerca del altar. “María nos invita a unirnos como pueblo y como hermanos”, dijo monseñor Olivera.
El ambiente era de gran emoción. Grupos con banderas argentinas saludaron ruidosamente la bendición del Papa y el intercambio de imágenes entre los obispos castrenses argentino y británico.
La delegación oficial argentina estuvo integrada con Daniel Doronzoro y María Marcela Hernández, de la asociación católica “La Fe del Centurión”, dedicada al culto de la memoria de los caídos en la Guerra de las Malvinas. Ambos presentaron al Papa, que la bendijo, una placa que será llevada al cementerio de Darwin, en las islas, y que díce: “Aquí yace un soldado argentino conocido solo por Dios”.
El Papa se mostró muy emocionado, se arrodilló y rezó largamente frente a la placa, trasmitiendo su conmoción con lágrimas por los caídos en Malvinas al resto de los argentinos presentes.
En la delegación argentina se encuentran también dos veteranos que combatieron en Malvinas: los soldados Eduardo Palacios y Roberto Díaz. Además, los sacerdotes Vicente Martínez Torrens y el varelense Miguel Hrymacz y María Fernanda Araujo, presidente de la Comisión de Caídos en las Malvinas.
El domingo, la estatuilla que llevará monseñor Olivera será recibida con honores militares y el entusiasmo de muchos veteranos que asistirán al arribo en el aeropuerto de Ezeiza. La imagen será luego trasladada en procesión a la basílica de Luján, donde a las 13 tendrá lugar una misa.
Al día siguiente será llevada a la sede de la Conferencia Episcopal Argentina y al obispado castrense. El 5 de noviembre la recibirá el obispo de Quilmes, y al día siguiente estará en la parroquia Medalla Milagrosa.
Tras la ocupación de las islas el 2 de abril de 1982, apenas siete días después, el capellán de la Fuerza Aérea Roque Manuel Puyelli, capellán de la Aeronáutica, la trasladó a las Malvinas en guerra a bordo de un avión C130, para que protegiera a los soldados.
El capellán de las islas Vicent Martínez Torrens, que estaba presente en la ceremonia del Vaticano, sacerdote salesiano, se encargó de relacionar la imagen con la devoción de los soldaados. El 8 de mayo de 1982, día de la virgen de lugar, se realizó una misa y procesión organizada por el padre Torrens.
Cuando la guerra concluyó el padre británico Alfred Hayes trasladó en un Hécules C130 la imagen a Gran Bretaña tras pedir autorización al obispo castrense de la época. Desde entonces la imagen estuvo colocada en la catedral castrense de San Miguel y San Jorge de Aldershot, un edificio cuya piedra fundamental fue colocada por la reina Victoria. Ubicada en el condado de Hampshire, se encuentra a 60 kilómetros del suroeste de Londres.