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Sergio Pablos, el fotógrafo que nunca faltó al homenaje a José Luis Cabezas en Pinamar

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Sergio Pablos es fotoperiodista. Uno de los más reconocidos de la zona y, sin dudas, del país. Afiliado a ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina), hace 25 años que tiene una cita a la que no faltó nunca: el acto en homenaje a José Luis Cabezas, asesinado por una mafia cívico policial en la cava de Pinamar.

Pablos no conocía Pinamar y, de seguro, le hubiera gustado conocerlo de otra manera. Sin embargo, no faltó nunca y este año, tampoco. Desde allí, no envió la cobertura con la mirada local.

José Luis CabezasJosé Luis Cabezas
Plantando un jacarandá, el vicepresidente de ARGRA,Hugo Ropero, y Sergio Pablos.

La cava de General Madariaga, un altar que mantiene viva la memoria de José Luis Cabezas

Un pequeño cartel azul a la vera de ambas manos de la ruta provincial 11 indica el lugar donde se emplaza el monumento en homenaje a José Luis Cabezas, asesinado en enero de 1997 en una cava del partido bonaerense de General Madariaga, un sitio que quedó hace 25 años convertido en una suerte de altar en el que se recuerda al reportero gráfico.

Fue la madrugada del 25 de enero de 1997, a la altura del kilómetro 385 de esa ruta provincial, cuando un Ford Fiesta y un Fiat Uno blancos giraron hacia la izquierda y continuaron por un camino de 23 kilómetros de tierra firme que desemboca en una laguna, aunque se detuvieron a los 5.200 metros.

Allí bajaron tres ocupantes del Fiat y otros tres del Ford y se dirigieron hacia una cava de más de dos metros de profundidad.

Ante el solo sonido del viento y con la primera claridad del amanecer, el fotógrafo Cabezas (35) fue esposado, obligado a arrodillarse y ejecutado de dos tiros en la nuca con un arma calibre .32.

María, vecina de Pinamar, cuida el monolito desde hace 25 años. Foto Sergio Pablos

El crimen de José Luis Cabezas

Los cinco hombres que lo habían secuestrado minutos antes, cuando llegaba a su departamento de Pinamar luego de trabajar en la cobertura de la fiesta de cumpleaños del empresario postal Oscar Andreani en una lujosa casa de esa localidad balnearia, lo volvieron a subir al Ford Fiesta blanco, que prendieron fuego con alcohol metílico, para luego huir del lugar.

El reloj marca Tag Heuer que tenía Cabezas en la muñeca izquierda se paró a las 5.43: el asesinato ya se había consumado.

Casi 25 años después, en una recorrida realizada por Télam en el mismo horario en el cual se cometió uno de los crímenes que más conmovió a la sociedad argentina, un cartel azul colocado a la vera de la ruta que dice «Monumento a José L. Cabezas» y una flecha señala hacia el interior un camino rural que va hacia esa cava.

El camino es sinuoso, con pastizales en ambos lados y hay una única curva en ese trecho que separa a la cava de la ruta 11.

Hugo Ropero, editor jefe de fotografía de Noticias cuando mataron a Cabezas. Foto Sergio Pablos

Sobre el margen izquierdo, en un terreno de aproximadamente 30 metros de frente por 20 de fondo y correctamente perimetrado, se emplazan tres construcciones que recuerdan a Cabezas.
El escenario parece igual de desolador, aunque en lugar de la tierra removida y cenizas de hace 25 años, el suelo está ahora cubierto por pasto prolijamente cortado que se escurre entre los monumentos que recuerdan al fotógrafo de la revista Noticias.

Un sitio histórico

La cava fue declarada «sitio histórico» para el Partido de General Madariaga «por ser el espacio que atesora la memoria de un crimen ideado y ejecutado por el poder de turno en la década de los 90».

Sobre la superficie, justo en el centro, una cruz blanca con un crucifijo color plata indica el lugar exacto donde se cometió el crimen.

En el monumento principal hay varias placas que se fueron colocando año tras año, en los distintos homenajes que realizaron los familiares del reportero gráfico, encabezados por su esposa Cristina Robledo; sus hijos María Agustina, Juan y Candela; su hermana Gladys Cabezas y sus padres Norma y José, ya fallecidos.

Banners con raconto de los 25 años. Foto Sergio Pablos

25 años, 25 homenajes

El grito «Cabezas, Presente» y el «click» de las cientos de cámaras de fotografía que apuntaban al cielo fueron la bandera del pedido de justicia en los primeros aniversarios del crimen.

«José Luis. No nos olvidaremos nunca de vos. Seguiremos por siempre luchando tus padres, tu hermana y tus hijos. 25-1-99», reza una de las placas, que tiene talladas unas flores en el costado izquierdo y que se decoloró con el paso del tiempo, de los años, de las décadas.

Otra placa pide que «No se olviden de Cabezas», y está acompañada del rostro del fotógrafo dibujado sobre granito, un emblema de los reclamos de justicia.

También se observa un santuario improvisado del que cuelgan algunos rosarios, estampitas, cintas, un cuadro ya totalmente borroneado y velas blancas derretidas, que seguramente fueron encendidas durante algún rezo.

Sergio Pablos, el fotógrafo de Berazategui que no faltó nunca a los 25 actos de homenaje a Cabezas en la cava de Pinamar.

Un busto hecho de madera con el rostro de Cabezas se encuentra a menos de dos metros y todo parece estar custodiado por una cruz blanca ubicada sobre el extremo derecho, al fondo, con otra imagen del reportero asesinado.
«En este lugar fue asesinado el fotógrafo y reportero gráfico José Luis Cabezas el 25 de enero de 1997», describe un cartel colocado por la municipalidad de General Juan Madariaga, en el cual se reseña que «el homicidio de Cabezas representó un ataque atroz al periodismo y a la libertad de expresión»

«Su muerte dejó en evidencia la impunidad del poder de turno y marcó un antes y un después en la historia de la prensa argentina», añade.

El sol comienza a asomar, el viento a mermar y el sonido de los pájaros invade de a poco el lugar. Ese es sitio es tan desolador como hace 25 años.

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