La tarde del sábado 28 de septiembre pasado transcurría con normalidad en el barrio Luján de Florencio Varela, un vecino aprovechando su franco levantaba un paredón justo frente a la casa de Mirian, quien se había puesto a baldear la cocina y había sacado las sillas al patio.
Su hijo se fue hasta la esquina y se entretuvo conversando con otro vecino que pasaba el rato en la esquina.
Todo parecía desarrollarse en la tranquilidad de una tarde de primavera, hasta que el hijo vió que su padre regresaba a su casa. En ese momento sintió que algo raro sucedía, aceleró la charla con el vecino y no tardó más de cinco minutos en correr hasta su casa, presentía que no podía dejar a su madre a solas con su padre.
El vecino que levantaba la pared en ese corto lapso de tiempo vio cómo su vecino entraba las sillas y a los minutos se asomó y arrojó algo detrás de un lavarropas. El comienzo de la trágica tarde había comenzado.
Cristian se cruzó con su padre que salía apurado de la casa, él decidió entrar y se encontró con la peor imagen de su vida, su madre sobre un enorme charco de sangre. De inmediato recordó a su padre y salió a perseguirlo.
Los vecinos dicen que el padre le dijo al hijo que lo deje ir, amenazándolo con un cuchillo, asegurándole que si no lo dejaba a él también lo mataría.
Finalmente intervinieron otros vecinos quienes quisieron linchar a golpes y piedrazos al femicida, hasta que llegaron varios móviles de la comisaría segunda y se llevaron aprehendido a Santiago Godoy Benítez, quienes también aseguran que llegó desde Paraguay escapando de la justicia por otro homicidio.
La autopsia fue contundente, Mirian había sido atacada y lastimada hasta su muerte con un hacha y por lo menos un cuchillo. Con el hacha se constataron varias fracturas en la zona del cuello y un puntazo en el pecho habría producido la perforación de una artería que provocó que se descompensara en el piso de la habitación matrimonial.
Los vecinos contaron ante la agente fiscal, Vanesa Maiola, de la fiscalía 6 de Varela, que el hombre era maltratador, los hijos lo mismo: violencia psicológica, física, idas y vueltas, denuncias, restricciones de acercamiento, reconciliación. Hasta el último perdón que al hombre, el mismo que terminó con la vida de la mujer. Dicen que por celos, por actitudes machistas, quien sabe lo que pasó por la mente de ese hombre esa tarde en Florencio Varela.
En el fallo que dicta el Juez de Garantías Diego Agüero, del Juzgado 6 de Varela, se reconoce que la policía buscaba a Godoy para notificarlo de una restricción de acercamiento y que tenía captura porque había dejado el domicilio. Los hijos dicen que 15 días antes del hecho volvió y le dijo a Nadia que necesitaba un techo para vivir porque estaba enfermo, ella resignada y pensando que podía controlar la ira de su pareja le permitió ocupar una habitación apartada, que tenían para alquilar ocasionalmente, hasta la tarde que sin defenderse y luego de pedirle a Godoy que entre las sillas, recibió la feroz golpiza del padre de sus hijos que provocó la muerte.
En una parte del auto de prisión preventiva Agüero sostiene que Godoy se aprovechó del estado de “indefensión aprendida” de Mirian, que en palabras de la psicóloga Gabriela B. Ferreira, en el libro «La Mujer Maltratada”, explica el concepto como un desamparo condicionado de la mujer maltratada, que anula toda posibilidad de reacción ante la desesperanza y el repetido fracaso en parar la violencia del hombre.
La calificación del hecho es contundente, femicidio, que El Código Penal castiga con pena de prisión perpetua y se ordena que el acusado espere el juicio en una cárcel del Servicio Penitenciario.
