OPINIÓN – Por Gustavo Vargas
Justo el mismo día en el que se cumplieron 45 años de la Masacre de Trelew, donde el ejército Argentino fusiló a 16 revolucionarios que luchaban por ideales de justicia, la Confederación General del Trabajo (CGT) se movilizó a la porteña Plaza de Mayo y realizó un importante acto donde anunció que en el Confederal del próximo 25 de septiembre analizara un plan de lucha contra la política económica y social del Gobierno de Mauricio Macri que incluye la posibilidad de un paro general.
Nada que no debiera faltar faltò. Hubo mística, hubo simbología peronista, hubo algunos incidentes menores, hubo color y hubo interna. De la CGT y del propio Partido Justicialista. También hubo un solo orador, Juan Carlos Schmid, quien responde al sector que lideran Hugo y Pablo Moyano en el marco del triunvirato que dirige la central obrera.
En un discurso de apenas 10 minutos aproximadamente, Schmid advirtió que “nos acusan de atentar contra empresas, pero yo les quiero recordar que fue durante el acuerdo de tres patas entre el capital, el trabajo y los sindicatos donde el pueblo trabajador vivió sus años más felices. Somos hijos del peronismo, una década dorada en nuestro país. Rechazamos cualquier acusación que diga que nosotros atrasamos la modernización de este país».
El dirigente también manifestó su solidaridad al pueblo Catalán luego de los atentados terroristas de la semana pasada y exigió la aparición con vida de Santiago Maldonado, desaparecido hace ya casi un mes.
Por último, el titular del gremio de Dragado y Balizamiento asegurando ante el escepticismo de los presentes que «No venimos a levantar la bandera de ninguna candidatura”, definió cuales son los puntos de la agenda social que platea la CGT: “Aumento de emergencia para nuestros jubilados; Que se terminen las intervenciones en los sindicatos; Rechazo a cualquier reforma que lesione nuestros derechos; Plena vigencia de los convenios colectivos; Control de precios sobre alimentos y medicamentos. Y emergencia social alimentaria para los sectores populares».
“Por lo tanto, esta CGT ha resuelto llamar el 25 de septiembre a una reunión del comité central confederado y definir un plan de lucha que contempla lanzar un paro nacional, plenarios regionales y todas las medias que sean necesarias para defender el interés de todos los trabajadores», finalizó Juan Carlos Schmid, quién con la marcha peronista de fondo, se abrazó con Pablo Moyano, Carlos Acuña, Héctor Daer, Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri, entre otros.
Cabe destacar que por resistencias internas dentro la CGT, los titulares de ambas CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli, el bancario Sergio Palazzo, ni el taxista Omar Viviani subieron al palco oficial.
Esta importante demostración de poder y movilización es una muestra más de lo determinante en esta – y en otras – etapa política del país: el reordenamiento del Partido Justicialismo, que tiene a la CGT como actor principal a la hora de su reconstrucción, no para rearmar un tejido social con trabajo que saque a sectores completos de la pobreza en la cual se encuentran sumergidos hace mas de cuatro décadas, sino con vistas a preservar su poder de cara a las próximas elecciones legislativas de octubre de 2017 y ejecutivas del 2019.
