No fue un día más. Aquel 3 de junio del 2006 queda como una marca indeleble en el alma y el corazón de Defensa y Justicia. El partido marcado a fuego por la angustia y rescatado todos los años del olvido por la garra, el coraje y la hazaña.
Era el partido de vuelta de la promoción entre Defensa y Justicia y el Deportivo Morón. Se definía si el primero mantenía la categoría (Nacional B) o si el segundo ascendía.
En el partido de ida, en la cancha de Morón, habían empatado 1 a 1. La igualdad favorecía a Defensa y Justicia por venir de la categoría superior. En la vuelta el Halcón de Varela comienza ganando pero pronto Morón lo da vuelta y extiende la ventaja. 3 a 1 para Morón. Defensa tiene que convertir 2 tantos. Y hasta el minuto 46 del segundo tiempo no logra ni siquiera convertir uno. Es ahí que el defensor Marcos Ramírez descuenta de cabeza y pone las cosas 3 a 2 para Morón.
Hasta el minuto 46’ del ST todo parecía indicar que Defensa volvería a la B Metropolitana, de la que había ascendido en 1997. Ramírez dio un poco de esperanza. “4 minutos” dicen los relatores en la radio y en la TV. Y ahí, en la última jugada, falta sobre Rubén Ferrer al borde del área grande. Ya está, se patea y se termina. ¿La milagrosa? Nervios. Nadie respira. Algunos cantan. Expectantes.
Suben todos los jugadores, el arquero Guillermo Hernando también. En la última fecha del torneo, ante San Martín de San Juan, Hernando, en el último córner, había peinado la pelota en el área chica permitiéndole al defensor Jesús Nievas de meterla y evitar que Defensa y Justicia descendiera directamente. Se buscaba otro milagro. Hernando le dice algo a Ezequiel Miralles, que va a patear el tiro libre, y se pone en la barrera, tapándole la vista lo más posible al arquero rival.
Miralles va. Arranca la carrera. Se para. Se queja. Toma vuelo. Arranca nueva mente la carrera. Patea… La pelota se levanta y pasa por encima de todo el mundo. Se clava en el ángulo. ¡Golazo! Agónico. ¡Defensa se salvó! Miralles arranca el grito de desahogo de todo el estadio. Locura en las tribunas de Norberto Tito Tomaghello.