Sin trabajo, sin dinero y sin comida. Así de desesperante es la situación de 14 trabajadores golondrinas de la provincia de Salta que se encuentran varados por la cuarentena en Florencio Varela.
LLegaron a fines de enero para trabajar con la floricultura como lo hacen desde hace años buscando un sustento para sus hogares. Tienen entre 18 y 27 años y son oriundos de Tartagal en la provincia de Salta a dónde pretende volver, pero no pueden sin ayuda y por eso recurrieron a Infosur para contar su historia.
«Estamos desesperados, nos quedamos sin trabajo, nos prestaron una casa para sobrevivir, pero ya no tenemos dinero y nos falta alimentos, ojalá alguien nos pueda ayudar», dice Gerardo a Infosur mientras se escucha al resto también clamando para que alguien pueda darles una mano.
Los trabajadores viven en una modesta vivienda frente a la cárcel de Florencio Varela en la localidad de La Capitalla, partido de Florencio Varela y sus situación es desesperante toda vez que la actividad florícola está paralizada y no pueden trabajar y su estado se complica con el correr de las horas porque ya no tienen ni alimentos.
Ya pasaron cuarenta días del aislamiento social, preventivo y obligatorio para frenar el embate del coronavirus y mientras que muchos se debaten entre la desesperación del querer salir y el privilegio (aunque sea producto de un esfuerzo individual y ahorros de años) de tener un hogar y trascienden los recurrentes incumplimientos de cuarentena, estos 14 trabajadores, desean regresar a sus ciudades natales y con sus familias.
Se le llama trabajadores golondrinas a aquellas personas -en su mayoría varones- que migran a otras provincias para desempeñarse en las chacras, y en tareas agrícolas, agroindustriales, o de cosecha. Contratados con la promesa de una ocupación fija a cambio de un salario (que generalmente no retribuye el valor físico e íntegro de su labor), estos trabajadores pasan meses alejados de sus hijos, madres, hermanos, parejas, abuelos y amigos.