Le llaman “Quinta” y forma parte de un siniestro entramado de presunta recaudación ilegal de dinero en el que queda involucrada la cúpula de la Policía Local de Quilmes. Infosur se anima a poner en debate este aceitado sistema por el cual los denominados “jefes” de los “Pitufos” pasarían la gorra por los comercios quilmeños y dejarían desprotegidos a un amplio sector de la población.
Vayamos por parte. Según sostienen varios testigos, un porcentaje importante de la recaudación de las Comisarías tiene por origen a las denominadas “quintas”, o lo que es lo mismo, la venta de protección a comerciantes, que muchas veces surge luego de distintos robos producidos en los comercios.
De esta manera, los policías parados en la puerta de un Supermercado Chino, en una fábrica de baterías, en el interior de una farmacia y hasta en jugueterías y colegios privados cuesta unos 2 mil o tres mil pesos por semana. Si en la jurisdicción de la Policía Local de Quilmes existieran unas 50 quintas la recaudación semanal rondaría entre cien y ciento cincuenta mil pesos. Como mínimo.
A LA JUSTICIA
Esta situación que pone en riesgo la seguridad de la población quilmeña llegó a los estrados judiciales toda vez que la fiscalía 5 debería investigar la posible comisión de los delitos. La causa lleva el número de IPP 13-00-22740/17 y apunta a los responsables de la polémica fuerza en Quilmes creada por Daniel Scioli: el Subcomisario Pablo Fuchs, el segundo Oficial Principal Leonardo Litvachkes y al tercero en la línea de mando, Oficial Inspector Alvaro Magallanes Arostegui.
El expediente acumula fojas que contienen grabaciones y filmaciones. De la querella forman parte dos efectivos policiales que denuncian haberse negado a esta práctica ilegal y por lo que fueron separados de la fuerza.
¿Qué dice la denuncia? Que las tres personas citadas les exigirían dinero a los comercios de Quilmes, para brindarle seguridad, de lo contrario, siempre según la denuncia, les liberan la zona a los comerciantes. Como es muy conocida esta práctica en Quilmes, los negocios grandes, terminan acordando, para evitar ser asaltados.
El comercio que paga tiene un efectivo de la Policía Local en la puerta o dentro del negocio, para que cuide del comercio. El que no, queda a la buena de Dios.
MANO DE OBRA BARATA
Hasta dónde pudo saber Infosur, una resolución ministerial impide a efectivos de la Policía Local desarrollar tareas adicionales. NO obstante esa situación, en Quilmes, se estarían utilizando a uniformados en servicio para la prestación irregular en exitosos comercios.
En la presentación judicial se remarca con negrita la frase hora de servicio, para que se entienda mejor el caso. Pues, los oficiales de policía están acusados de “cuidar” las “quintas” en su horario de servicios, lo cual a todas luces es doblemente grave. De comprobarse esta situación, se estaría utilizando a la policía pública como una empresa de seguridad privada.
CHINO NO ENTIENDE
Uno de los propietarios de supermercados chinos apuntados en la investigación suele “quejarse” ante la cúpula cuando el efectivo policial no se queda parado en su puerta o adentro del comercio.
En el expediente judicial obra un audio donde el comerciante admite que “arregla” con los superiores la disposición de los hombres de azul. En uno el chino reconoce que paga por seguridad y en otro audio una oficial de policía expresa que el chino le gritó delante de los clientes del mercado, por no estar adentro del mercado.
Toda la documentación está presentada ante la Justicia, informaron los voceros. Allí se puede escuchar a una policía que se queja porque podría ser sancionada a raíz de la queja de una juguetería porque no permanece fija en el lugar. “Yo no puedo creer que me puedan sancionar por esto, yo estoy para brindar seguridad a todos y no sólo a la juguetería”, señala en el audio que se dio a conocer en el portal web de este medio.
En otra cámara oculta, un vecino de la empresa Roverano admite que el policía local para allí porque esa “empresa les paga”.
Supermercados chinos, Roverano, jugueterías y farmacias fueron filmados en el interior del comercio, una situación a todas luces irregular.
