Después de 8 años de espera: comienza el juicio por Iñaki, el niño electrocutado en Hudson

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Tres acusados se sentarán en el banquillo por la muerte del menor en el barrio privado Altos de Hudson 2. Sus padres exigen justicia real y difusión del caso.

BERAZATEGUI / HUDSON — La foto de Iñaki Bohn Rioboo sigue circulando en las redes sociales como un recordatorio implacable. Once años tenía cuando murió electrocutado el 22 de febrero de 2017 en el barrio privado Altos de Hudson 2, Berazategui. Ocho años y medio después, sus padres siguen esperando. Pero ahora hay una fecha concreta en el calendario judicial: el lunes 3 de noviembre comenzará el juicio oral contra los responsables de la tragedia que pudo evitarse.

«Largos años de lucha y de mucho dolor»

Los padres del niño publicaron esta semana una carta abierta en sus redes sociales. El texto es un grito contenido, una mezcla de angustia y determinación que resume casi una década de espera. «Pero acá estamos unidos, firmes, fuertes por él y siempre por él», escriben, con la certeza de quienes convirtieron el dolor en motor de una lucha que no piensan abandonar.

El Juzgado Correccional N° 5 del Departamento Judicial de Quilmes, a cargo de la doctora Sandra Martucci, será el escenario del debate. Las audiencias están programadas para los días 3, 4, 10, 11, 17, 18, 24 y 25 de noviembre en el edificio de Yrigoyen 475, Quilmes. El fiscal que llevará adelante la acusación será el doctor Jorge Squeo.

Después de años de investigación, pericias técnicas y demoras judiciales, la causa finalmente llegó a la instancia definitiva.

Quiénes son los acusados por la muerte de Iñaki

En el banquillo se sentarán tres personas:

Santiago Domingo Collavini, administrador, desarrollista y responsable del barrio en el momento del hecho.

Rubén Levy, electricista matriculado a cargo de las instalaciones eléctricas.

Héctor Lucero, de la firma encargada del mantenimiento de las instalaciones eléctricas y espacios verdes.

Los tres deberán responder por las omisiones que le costaron la vida a Iñaki.

Otros dos profesionales ya fueron condenados en instancias previas: Guillermo Marcial Franco, arquitecto, recibió un año de prisión en suspenso y fue inhabilitado por cinco años para ejercer la profesión; Rodrigo Rocha también fue condenado a un año de prisión en suspenso.

Pero para los padres de Iñaki, las condenas simbólicas no alcanzan. Quieren justicia real, contundente, ejemplar.

Qué pasó el 22 de febrero de 2017 en Altos de Hudson 2

La tarde quedó congelada en la memoria del barrio. Iñaki jugaba a la pelota con amigos al borde de la pileta de uso común cuando rozó con la pierna una farola ubicada en el sector. La descarga eléctrica fue fulminante.

El niño cayó al agua y, aunque fue rescatado de inmediato, ya era tarde. Los vecinos intentaron reanimarlo, llegó la ambulancia, pero Iñaki no volvió a abrir los ojos. Tenía once años y un montón de sueños por delante.

Sin disyuntores ni medidas de seguridad: las pruebas de la negligencia

La investigación posterior reveló una cadena de negligencias que convierten la tragedia en un caso paradigmático de irresponsabilidad empresarial.

Está comprobado en la causa que no había disyuntor colocado ni en la farola, ni en el pilar, ni en la pileta, ni en el SUM al momento del hecho. Tampoco había medidas de seguridad básicas en las instalaciones eléctricas.

Peor aún: se detectó el robo de luz de la vía pública, una conexión irregular que ponía en riesgo a todos los habitantes del barrio.

«Esa omisión le costó la vida a nuestro hijo. Y ellos lo sabían», denuncian los padres en su carta. La frase golpea porque resume la esencia del reclamo: no fue un accidente imprevisto, fue una tragedia anunciada.

Hubo advertencias, hubo reclamos de vecinos, hubo inspecciones que no se realizaron o que fueron superficiales. Hubo negligencia sistemática disfrazada de normalidad.

«La muerte de Iñaki no fue un accidente»

«LA MUERTE DE IÑAKI NO FUE UN ACCIDENTE! SU MUERTE PUDO EVITARSE, Y ES POR ESO QUE EXIGIMOS JUSTICIA! HAY RESPONSABLES Y LA LEY TIENE QUE CAER SOBRE ELLOS!», escriben en mayúsculas sostenidas, como si el volumen del texto pudiera atravesar la indiferencia o el olvido.

Los padres de Iñaki piden difusión del caso, que el juicio no quede en el silencio. Temen que la causa se diluya en los pasillos tribunalicios, que las condenas sean livianas o que los responsables terminen eludiendo las consecuencias de sus actos.

«Queremos una justicia real y también una justicia social para que todos sepan que estas personas son los responsables de que hoy no podamos ver crecer a nuestro hijo», reclaman.

Por qué este juicio importa más allá de Iñaki

El pedido no es solo punitivo. Hay una dimensión pedagógica en el reclamo: que el caso de Iñaki sirva para visibilizar las fallas estructurales en los controles de seguridad de los barrios privados, que la condena establezca un precedente, que ninguna familia más tenga que pasar por lo mismo.

Que la muerte de un niño de once años no sea una estadística archivada.

Noviembre: el mes de la verdad

Noviembre será un mes largo para la familia Bohn Rioboo. Ocho días de audiencias, testimonios, pericias, alegatos. Ocho días donde volverán a escuchar los detalles técnicos de la muerte de su hijo, donde tendrán que volver a explicar lo inexplicable.

Pero también será el mes donde, después de ocho años y medio, podrán mirar a los ojos a los responsables y exigir que la ley actúe.

El edificio de Yrigoyen 475 se prepara para recibir una causa que excede lo judicial. Es un juicio sobre la responsabilidad empresarial, sobre las omisiones que matan, sobre el valor de una vida infantil frente a los costos de mantenimiento que no se asumieron.

Es, también, el juicio que una familia necesita para cerrar una herida que nunca cerrará del todo, pero que al menos puede encontrar el alivio mínimo de saber que hubo justicia.


Iñaki tenía once años. Jugaba a la pelota. Rozó una farola. Y murió.

Tres frases que deberían haber sido imposibles, pero que ocurrieron porque alguien no colocó un disyuntor, porque alguien no hizo las inspecciones, porque alguien priorizó el ahorro sobre la seguridad.

En noviembre, esos «alguien» tendrán nombre y apellido frente a un tribunal. Y la memoria de Iñaki, ese niño de Hudson que soñaba con crecer, estará presente en cada palabra del juicio que sus padres esperaron durante ocho años y medio.


INFORMACIÓN DEL JUICIO

Juzgado: Correccional N° 5 – Departamento Judicial de Quilmes
Jueza: Dra. Sandra Martucci
Fiscal: Dr. Jorge Squeo
Lugar: Yrigoyen 475, Quilmes
Fechas de audiencia: 3, 4, 10, 11, 17, 18, 24 y 25 de noviembre de 2025

Imputados:

  • Santiago Domingo Collavini (administrador y desarrollista)
  • Rubén Levy (electricista matriculado)
  • Héctor Lucero (mantenimiento)

La familia de Iñaki solicita la difusión de este caso para que la justicia actúe con firmeza y se establezca un precedente en materia de seguridad en barrios privados.

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