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Universidades: cinco rectores hicieron un balance del cuatrimestre “virtual”

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Por Julio Longa

Producción: Prensa Unaj

Limitaciones tecnológicas y de infraestructura, docentes sin preparación para la enseñanza virtual y estudiantes con pocos recursos tecnológicos y falta de conectividad, entre otros factores que se debieron enfrentar ante un escenario todavía incierto por la pandemia. Cinco rectores de universidades nacionales del conurbano bonaerense analizan el impacto que significó el cambio de una modalidad de enseñanza presencial a una mediada por la tecnología por el aislamiento social obligatorio establecido como medida preventiva contra el coronavirus. Proyectan cómo será el regreso a las aulas y la posibilidad de modificar una nueva modalidad de enseñanza con un mayor protagonismo de la virtualidad.

El cierre de la primera parte del año en las universidades presenta un escenario que resultaba inverosímil: de un día para el otro, se pasó de una modalidad presencial a una cursada mediada por las nuevas tecnologías, con los docentes capacitándose para adaptar sus clases y contenidos al formato digital, y con los estudiantes en muchos casos, recurriendo a sus teléfonos celulares como nueva plataforma de estudio. El sistema universitario intentó adaptarse a un cambio al que no estaban preparados los docentes, los estudiantes, los reglamentos académicos, el calendario y tampoco la infraestructura con sus recursos tecnológicos.

Los rectores Ernesto Villanueva de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Walter Wallach de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), Alejandro Villar de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Hugo Andrade de la Universidad Nacional de Moreno (UNM) y Jorge Calzoni de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), analizan este contexto de incertidumbre por esta pandemia que apenas permite una planificación a muy corto plazo, hasta cuándo podría continuar esta situación, y si esta virtualidad generará un cambio en la manera de enseñar desde la presencialidad. Todas estas universidades, ubicadas en el conurbano bonaerense, pertenecen al Área Metropolitana de Buenos Aires, la más afectada por el coronavirus.

“Es importante tener en cuenta que estamos haciendo educación de emergencia, estamos llevando adelante una estrategia de universidades presenciales que se ven obligadas a recurrir a la modalidad y a las tecnologías de la educación virtual”.

Rector Alejandro Villar

La virtualidad como rueda de auxilio de la presencialidad

En este primer cuatrimestre, la atención de las universidades se centró en adaptar sus recursos a una modalidad de clases virtuales. En este sentido, Alejandro Villar de la UNQ aclara que “es importante tener en cuenta que estamos haciendo educación de emergencia, estamos llevando adelante una estrategia de universidades presenciales que se ven obligadas a recurrir a la modalidad y a las tecnologías de la educación virtual”. El rector de la UNDAV, Jorge Calzoni, coincide con esta mirada al plantear que “lo que hicimos fue una presencialidad online que presenta algunos conflictos: muchos docentes no están preparados para ese tipo de educación y, además, es importante remarcar la dificultad que implica lograr una buena conectividad”. Por su parte, Ernesto Villanueva de la UNAJ concibe esta virtualidad como una experiencia a corto plazo a partir de la cual “en términos tecnológicos, el mundo universitario se vio obligado a adoptar por necesidad”.

El regreso escalonado a las aulas

Aunque el regreso a las aulas depende de la situación epidemiológica, a principios de julio el Ministerio de Educación de la Nación presentó el protocolo para el retorno a clases presenciales en la Educación Superior. Aprobado por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y el Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP), este protocolo plantea un piso mínimo de requerimientos para la apertura de universidades e institutos universitarios, a partir de los cuales cada institución podrá definir criterios específicos que se adapten a las particularidades de las actividades que realizan. Según lo planteado por los rectores de estas cinco universidades, el principal problema que se presenta es el de infraestructura. Por este motivo, plantean que hay que priorizar determinadas prácticas o grupos de estudiantes al regresar a la presencialidad. “Ese protocolo restringe fuertemente la presencialidad entonces el escenario más optimista que nos trazamos es el de priorizar el retorno de las prácticas, los laboratorios, educación física, a los estudiantes de los primeros y los últimos años”, explica Walter Wallach, rector de la UNAHUR y agrega que son “una universidad muy nueva, transitando el quinto año de vida y seguimos funcionando en escuelas secundarias para complementar, con lo cual no estamos en condiciones de reducir a en un tercio la cantidad de estudiantes que entra en el aula porque no contamos con infraestructura para eso”.

“No estamos enamorados de esta herramienta, es útil en estos términos, en este contexto y nos deja capacidades para pensar otro tipo de ofertas, otro tipo de posibilidades de ofrecer educación a distancia, pero será para otros conocimientos, para otro proyecto o para nuevos proyectos concebidos de esa manera en nuestras carreras”.

Rector Hugo Andrade

El campus de la Universidad Nacional de Moreno cuenta con tres edificios: uno con aulas, otro con los laboratorios en construcción y en el tercero funcionan las actividades administrativas y también algunas aulas para el dictado de clases. “Este protocolo que se ha aprobado, y obviamente que nosotros acompañamos, obliga a reducir prácticamente a la mitad la capacidad áulica de la universidad”, remarca su rector, Hugo Andrade, y plantea que “esto va a hacer que debamos reprogramar, reorganizar, replanificar el dictado de cada una de las asignaturas atendiendo a estas limitaciones en cuanto a la capacidad de las aulas y, por lo tanto, necesariamente la virtualidad va a tener que seguir acompañándonos”.

Además de este problema relacionado a la capacidad edilicia, los rectores coincidieron en que el AMBA será la última región que llegará a las últimas fases del aislamiento, lo cual permitirá mirar con mucho detenimiento lo que sucede en otras regiones y cómo otras universidades, en otras ciudades, irán desarrollando e implementando estrategias de cuidado y de prevención. Según el rector de la UNQ Alejandro Villar “la política sanitaria de los gobiernos nacional, provincial y municipal pero también vemos las dificultades que tenemos en las universidades del área metropolitana para el regreso, por eso desde nuestra perspectiva, será por goteo, escalonado y atenderá a las actividades que no se están pudiendo realizar en este momento”.

La nueva normalidad. ¿La virtualidad vino para quedarse?

En general, el inicio de las clases del primer cuatrimestre estaba pautado para fines de marzo o principios de abril. Por lo tanto, las universidades lograron adaptarse lo antes posible a esta emergencia y, si bien iniciaron las cursadas más adelante, lograron sostener el cuatrimestre. Los desafíos fueron muchos: dificultades de conectividad, de recursos tecnológicos, de alfabetización digital, capacitaciones aceleradas a los docentes, entre tantos obstáculos.

“La virtualidad provocó que cátedras enteras vuelvan a reunirse a discutir cómo transmitir el conocimiento, condujo a que cada docente revisara toda su experiencia y la someta a un mundo que no conocía, vino a decirnos que ´aunque usted tenga 25 años de profesor universitario, en realidad, empieza mañana´”.

Rector Ernesto Villanueva

Otro factor también muy importante fue el uso que se les daba a las plataformas virtuales. Entre las universidades del bicentenario, la plataforma móvil no ha sido una herramienta importante en ninguna de las asignaturas, sino que era un complemento donde se intercambiaba información virtual. Por ejemplo, el Moodle tenía una utilización complementaria a la presencialidad con apuntes, mensajes para docentes, algunas propuestas de foros y esto se debió potenciar en muy poco tiempo. Entonces, para ampliar el uso de sus capacidades, hubo un trabajo muy importante tanto económico como técnico no sólo en su uso como recurso sino también en la actualización de servidores. Hubo que adaptar esas tecnologías, transferir herramientas, cursos, talleres, todo simultáneamente con el inicio de la cursada.

Hoy se observa que la deserción durante el cuatrimestre ha sido similar que con la modalidad presencial y pareciera que se ha logrado superar cada obstáculo que se fue presentando con esta adaptación de lo presencial a lo virtual. Por eso, surge el interrogante: ¿la virtualidad vino para quedarse? La respuesta es rotunda de todos los rectores: la universidad argentina no está proyectando transformarse en un modelo de universidad a distancia. “Una parte importante del valor de la universidad es la inserción en el territorio, la vinculación con los barrios, con los estudiantes y escuelas secundarias de la zona que hace que luego vengan a estudiar a la universidad, aunque el concepto de presencialidad podrá ser diferente e incluirá herramientas de la mediación tecnológica que hoy estaban reservadas para la educación a distancia”, sostiene Walter Wallach.

“Una parte importante del valor de la universidad es la inserción en el territorio, la vinculación con los barrios, con los estudiantes y escuelas secundarias de la zona que hace que luego vengan a estudiar a la universidad, aunque el concepto de presencialidad podrá ser diferente e incluirá herramientas de la mediación tecnológica que hoy estaban reservadas para la educación a distancia”.

Rector Walter Wallach

Los rectores de las universidades remarcan aspectos que hacen y constituyen al estudiante con su paso presencial por la vida universitaria. Relacionados a sus vínculos y actividades sociales, laborales, culturales, recreativas y políticas. Por eso para Alejandro Villar “hay tres cuestiones en donde es importante aprovechar esta experiencia en educación de emergencia: desde lo educativo, pensar en formas pedagógicas y didácticas para enseñar las materias utilizando todo el campo de Internet para lo presencial con el surgimiento de nuevos repositorios, tutoriales, información, de videos, de charlas; otra cuestión es la vinculación con esta nueva tecnología”. Por último, el rector de la UNQ destaca una estrategia que denominan “terminalidad educativa, porque existen factores como la búsqueda de trabajo, el armado de una familia, que suelen alargar o abandonar las carreras, pero no porque no tengan capacidad ni ganas, sino que por razones de tiempo, distancia y exigencia no pueden asistir, pero con esfuerzo y dedicación, en un tiempo prudencial, a través de estas nuevas tecnologías puede completar sus estudios”.

Para Jorge Calzoni, esta situación es una gran oportunidad para mejorar las condiciones de la presencialidad: “Aspiro a que la nueva normalidad no sea volver atrás, porque ya teníamos dificultades, ni la presencialidad era maravillosa ni es una porquería la virtualidad, dependerá de cada asignatura y cada carrera cómo definan lo más adecuado”.

“Lo que hicimos fue una presencialidad online que presenta algunos conflictos: muchos docentes no están preparados para ese tipo de educación y, además, es importante remarcar la dificultad que implica lograr una buena conectividad”.

Rector Jorge Calzoni

Los rectores de la UNM y de la UNAJ remarcan esta visión del uso de las tecnologías como complemento. “No estamos enamorados de esta herramienta, es útil en estos términos, en este contexto y nos deja capacidades para pensar otro tipo de ofertas, otro tipo de posibilidades de ofrecer educación a distancia, pero será para otros conocimientos, para otro proyecto o para nuevos proyectos concebidos de esa manera en nuestras carreras”, asevera Hugo Andrade y describe la importancia de estar en la universidad: “la vida universitaria es mucho más que ir a clase porque también se socializa, el conocimiento circula por los pasillos, hay actividades extracurriculares y justamente lo que hace a la dinámica de la vida universitaria es el estar ahí”. Algo similar plantea Ernesto Villanueva: “cuando la presencialidad sea absoluta, la virtualidad quedará como una herramienta complementaria, para el repaso de clases, para quienes no puedan cursar alguna en particular, funcionará como una suerte de repositorio al cual el estudiante pueda recurrir”. De todas maneras, el rector de la UNAJ considera que esto llevará a una revisión en lo didáctico y pedagógico: “la virtualidad provocó que cátedras enteras vuelvan a reunirse a discutir cómo transmitir el conocimiento, condujo a que cada docente revisara toda su experiencia y la someta a un mundo que no conocía, vino a decirnos que ´aunque usted tenga 25 años de profesor universitario, en realidad, empieza mañana´”.

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