Una “cosa de locos”, el drama de los «insanos»

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Podría decirse que se trata de una “cosa de locos”, sin ánimo de faltar el respeto. La fuga de un “insano”, una persona que padece problemas psiquiátricos y que estaba internado en el hospital Mi Pueblo de Florencio Varela, hizo visible una problemática que no estaba a la luz. Y que resulta ser un verdadero drama que, además, consume dinero y recursos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

La persona fugada este miércoles regresó a su hogar y allí permanece por decisión familiar. “En el hospital sólo lo duermen”, dijeron. Pero mostró un costado que ahora te vamos a contar.

Las personas con problemas psiquiátricos son internados en las salas comunes de los hospitales púbicos de la provincia de Buenos Aires. Allí son atendidos, aunque no siempre de buena manera. Sin embargo, por las condiciones del paciente, necesitan una custodia policial. Las 24 horas. Allí arranca uno de los dramas.

La postal más dramática y aterradora que ocurrió en los últimos meses en el hospital Mi Pueblo de Florencio Varela tuvo que ver con un paciente que hizo sus necesidades en el cuarto de internación y después comenzó a arrojarle la materia fecal al policía de custodio. Cosas como esas ocurren en forma cotidiana, dijeron. Agresiones, golpes, escupitajos, en fin, distintos grados de violencia que el efectivo policial no debiera (ni sabe) tratarlos.

Se habló hasta el hartazgo cuando el popular cantante Chano fue baleado en un ataque psicótico debido a sus adicciones. Pero, otra vez, nada se hizo para las personas padecientes de nuestro conurbano bonaerense, donde los medios hegemónicos y porteños no suelen mirar y, por lo tanto, tampoco los funcionarios provinciales.

Otro drama es la duración de la internación. La ley de salud mental sostiene que el encierro del paciente en estos nosocomios no debe sobrepasar las 48 horas. No obstante, ese límite suele ser mucho más prolongado. Hubo casos en la que estuvieron hasta casi cuatro meses.

Y allí viene el gasto de tiempo y recursos. Para ese caso de cuatro meses de internación, la comisaría quinta de La Capilla, lugar de donde era el paciente, tuvo que destinar una custodia de servicio por 24 horas los siete días a la semana. Esos policías, que se repartieron por turnos de 12 horas, vacían las comisarías, disminuyendo la capacidad de reacción frente a hechos delictivos.

Por día, aunque variante, puede haber entre 4 y 10 pacientes “insanos” internados. Cada comisaria debe proveer la custodia correspondiente. Son, en el máximo caso, 20 efectivos policiales para cubrirlos. Increíble.

Otra cara del mismo drama sin remedio son los efectivos policiales apostados como adicionales en el Hospital Mi Pueblo. Están declarados siete por turnos. Pero solo se ven a dos. ¿Si estuvieran efectivamente apostados los siete a los que se les paga unos $750 por hora, podrían evitar las comisarías enviar menos efectivo? Es posible.

Un tal comisario Gómez, al que en Florencio Varela no se le conoce la cara, es el encargado de las horas adicionales en el Hospital Mi Pueblo. Si todo es como señalan las fuentes consultadas, es preciso que responda también, que se hace con el dinero de cinco efectivos por turnos que cobran $750 la hora y que al mes podría significar una suma cercana a los tres millones de pesos. Pero, más aún: ¿quién debiera controlar?

Y otra vez, esta situación pone en evidencia las dos caras de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Las que padecen que le tiren caca en la cara y los mandos que llegan a hacer negocios de cualquier cosa.

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