El aire espeso hacía irrespirable el ambiente. Gritos, quejidos, humo negro, enormes trozos de mampostería dispersos a lo largo de por lo menos dos manzanas y cuerpos mutilados. Así fue la postal de aquel 2 de enero del año 2004 en el barrio Kilómetro 26 de Florencio Varela, que por unas horas se convirtió en Bagdad, aquella ciudad bombardeada.
La imagen viene a la memoria de los vecinos varelenses tras conocerse la decisión judicial que abre la puerta para que en el distrito se vuelva a vender pirotecnia, una comercialización vedada por decreto, fue el primer distrito en territorio bonaerense. De no hacerlo, el municipio podría ser enjuiciado por una fortuna de dinero.
Ombú 640, entre Martín Fierro y El Zonda, frente mismo a la estación Ingeniero Dante Ardigó de la línea Roca, dentro del partido de Florencio Varela. En esa dirección, una mezcla de pólvora, cohetería trucha y comercio criminal hicieron eclosión, desataron el horror y demolieron techos, paredes y todo lo que se opuso a la onda expansiva. El lugar, un local de 20 metros de frente por 50 de fondo era el «Rey de la Oferta» autorizado como supermercado pero que almacenaba una inmensa cantidad de pirotecnia trucha que provocó la muerte de cinco personas. Su propietario Carlos «Ruso» Sotier fue condenado en el 2012 a 13 años de prisión.
Catorce unidades de bomberos lucharon contra el fuego y alrededor de un centenar de policías, médicos, integrantes de Defensa Civil y voluntarios intentaban hallar sobrevivientes, mientras cuatro palas mecánicas removían cuidadosamente los escombros. Las autoridades cortaron la luz en dos manzanas a la redonda. Por la noche, iluminados con equipos electrógenos, con el silencio y la oscuridad flotando sobre el polvo y los perros husmeando en busca de sobrevivientes, la imagen era una más de tantas escenas de guerra.
CIENFUEGOS
La Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires declaró inconstitucional una ordenanza de la comuna de General Alvarado (Miramar) que prohibía la pirotecnia en ese partido. El fallo, conocido a fines de octubre, a favor de la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (Caefa), fijó onerosas costas que asustan a los municipios y a Florencio Varela. Sucede que aquí no solo está prohibida sino que tuvo lugar una de los más grandes desastres con pirotecnia del país.