Los registros arrojados por el Hospital de Niños de La Plata, hacen suponer que Buenos Aires no es el mejor lugar para que crezca un adolescente, ya que se advirtió que el 98% de los llamados por intentos de suicidios de chicos en todo el país provienen de esta provincia, y en parte se debe a fallas de políticas sanitarias en la contención con respecto a ese autoflagelo.
La adolescencia es la etapa de transición entre la niñez y adultez, y por esta razón también es un periodo de cambios corporales y psicológicos en la persona. Debido a esto es que muchos adolescentes pueden llegar a sufrir mucho durante esos años. Por algo el término proviene de la palabra adolecer.
Pero parece que es aun peor pasar este periodo de la vida en Buenos Aires en lugar de cualquier otra provincia del país.
Registros del Hospital pediátrico Sor María Ludovica reportaron que, entre agosto y septiembre de 2017, el 98% de los llamados por consultas sobre niños de entre 12 y 17 años que atentaron contra sus vidas, se realizaron desde Buenos Aires. Esto se da incluso a pesar de lanueva ley que propone la prevención y atención de víctimas.
«Hace años venimos notando el aumento lento pero progresivo en el número de intentos de suicidio en adolescentes», aseguró la doctora Adriana Aguirre Céliz, jefa del Servicio de Toxicología Pediátrico provincial, que recibe llamados de todo el país a través de una línea gratuita para asesoramiento (0-800-333-1133).
Las cifras son alarmantes y aumentan año a año. En 2015 2.216 niños y niñas quisieron quitarse la vida, de los cuales el 94% lo intentó utilizando psicofármacos, y que un 69% fueron mujeres y 31% varones. Del total de llamadosrealizados por familiares o médicos de otras instituciones, el 97% provino de la provincia de Buenos Aires.
Para 2017 aumentó considerablemente el número de consultas desde partidos bonaerenses, se recibieron un promedio de 6 llamados diarios por intentos de suicidio infantil. Tan preocupantes son estos datos que la Organización Mundial de la Salud colocó a Argentina como el tercer país con la tasa de suicidios más alta en toda América Latina.
La licenciada Sonia Almada, organizadora del primer Congreso de Violencias hacia la Infancia y Adolescencia, dijo que «estamos ante una verdadera epidemia de violencia contra los niños, niñas y adolescentes» y observó que «hay pruebas sobre la relación entre el abuso infantil y el riesgo de suicidio en la adolescencia».
«Los niños que sufren violencia tienen un mayor riesgo de padecer dolor crónico, mayor consumo de sustancias tóxicas como drogas y alcohol, depresión e intentos de suicidio», afirmó la experta, que remarcó como causas «abandono familiar, abuso sexual y maltrato, violencia doméstica, desamparo social, violencia institucional y trastornos psiquiátricos» agregó Almada.
Para Aguirre Céliz, son múltiples los factores que explican el aumento de las cifras, pero entre los principales está «la falta de empleo, angustia de los padres o la ausencia de padres, y el bullying del colegio».
El número de pedidos de ayuda se incrementa en Navidad y Fin de año. «Siempre en fechas de reuniones familiares las consultas aumentan, al igual que en el invierno y en los fines de semana, cuando hay picos», comentóla jefa del Servicio de Toxicología Pediátrico.
«Hay chicos que consumen medicamentos que consiguen generalmente en su casa, con una clara intención de quitarse la vida», detalló Aguirre Céliz, quien apuntó a las deudas que tiene en el tema el sistema de Salud. «Las políticas sanitarias no logran contener a los chicos que consumen esas sustancias, no hay contención familiar ni médica».
Aunque desde el Estado existen herramientas para disminuir la incidencia del suicidio, los especialistas coinciden en que estas no alcanzan.»En Provincia no teníamos entidades para lograr una capacitación en temas de adicciones y recién este año podríamos tener un espacio para chicos que llegan con estos cuadros y viven en la calle», explicó la médica.
La legislatura bonaerense aprobó el mes pasado la adhesión a la Ley 27.130 denominada «ley de suicidio» que busca prevenir y fomentar la capacitación profesional en la detección y atención de personas en riesgo de suicidio y asistencia a las familias de víctimas. La diputada Alejandra Lorden, autora del proyecto, explicó que la urgencia de esta norma radica en «visibilizar un problema que lo tenemos inclusive en zonas endémicas».
Lorden explicó que recién a partir de 2015 se empezó con las estadísticas, las que remarcó como «fundamentales para hacer un diagnóstico» y subrayó que el Estado «debe promover convenios con otras jurisdicciones para que se pueda coordinar acciones».
«Todavía no hay una autoridad de aplicación, pero hay que trabajar con el objetivo de disminuir la prevalencia del suicidio y para eso se tiene que trabajar en prevención, con un abordaje interdisciplinario», indicó la legisladora de Cambiemos.
La red no siempre facilita la vida
Son varios los factores que llevan a un adolescente a intentar suicidarse, pero el contexto que lo rodea y la falta de contención social o familiar, son determinantes para que un menor de edad llegue a esa decisión, por lo que los especialistas coinciden en que el aumento de casos en la provincia de Buenos Aires no debe atribuirse únicamente a las redes.
«La tecnología puede potenciar negativamente los intentos de suicidio», explicó Alejandra Lorden. En el proyecto de ley que la diputada llevó a cabo, advirtió sobre la necesidad de «regular e intervenir un poco más» sobre la tecnología. Pero señaló que pesar del riesgo que representan las redes sociales «tiene que haber un contexto para que el chico tome esa decisión».
Admitió que la prevención de suicidio en menores es un tema «muy difícil» ya que «hay que trabajarlo puntualmente, no se puede trabajar de forma masiva», pero remarcó la necesidad de aunar esfuerzos y «coordinar acciones entre todas las jurisdicciones y disciplinas».
Por su parte, Sonia Almada indicó que «uno de los más recientes escenarios del ejercicio de la violencia en sus diferentes modalidades es el ciberespacio. Sin negar las múltiples ventajas de internet, también estos nuevos tipos de interacción están siendo utilizados para intimidar y victimizar a los usuarios, en perjuicio de los sectores más vulnerables como niños, niñas y adolescentes».
La licenciada mencionó algunos ejemplos de la violencia que se vive en la red: «la promoción del racismo yxenofobia, pornografía con niños, trata de personas, cibersexo, bulimia y anorexia, acceso a la violencia física, al acoso sexual, masoquismo o sadismo, y en casos extremos, al «snuff» (películas de asesinatos reales) o las conocidas invitaciones al suicidio como el juego Ballena azul».
Para Almada hacen falta «campañas de prevención del suicidio, promoción y cuidado de la salud infanto juvenil» y preparar a especialistas en adolescencia y salud mental que puedan brindar atención a quien busque ayuda.