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Crimen y sicarios a pocos metros de la Jefatura Departamental de Quilmes: investigan teléfonos del financista asesinado

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Es verdad, el crimen del financista Diego Guastini (45) ocurrió casi en las puertas de la Municipalidad de Quilmes. Eso, quizás, no dejó ver claro que el escenario de semejante crimen de sicarios ocurrió a muy corta distancia de la Jefatura de la policía de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui. «No más de trescientos metros, si hasta los disparos se deben haber escuchado desde las oficinas», dijo un veterano efectivo policial que prestó servicios en ese lugar.

Todos apuntan a la víctima como un hombre de relaciones complejas y complicadas, que no tuvo empacho en jactarse de tener estrechas relaciones con la Agencia Federal de Investigaciones y hasta quedó guardado en un voluminoso expediente judicial como «buchón».

Los que lo conocieron lo tildaron como «pesado» que no quiso entrar al programa de protección de testigos y menos todavía contar con custodia judicial. Dicen que era «incompatible» la guardia personal con su actividad diaria.

El lunes para la mañana cuando los disparos impactaron contra su vehículo de alta gama se cumplieron las profecías. «Es carne de cañon», solían decirle. El se reía.

SIN LINEA
A decir verdad, cuando lo mataron, los efectivos policiales encontraron en poder de la víctima no uno sino tres teléfono celulares.

Sin embargo, y aunque el contenido de chats y llamadas de los aparatos podrían ser claves para desentrañar la madeja, los policías de Quilmes que llegaron al lugar luego del ataque los inutilizaron. Si fue por torpeza o por otra cosa seguramente será materia de análisis e investigación. Pero ya sea por acción u omisión, el resultado termina siendo el mismo.

«Uno era un iPhone 11 que cuenta con desbloqueo facial y los otros tenían desbloqueo con huella digital. Los policías podrían haberlos resguardado para luego abrirlos usando el cuerpo de la víctima: sus manos, su cara. Pero no. «Los apagaron», contó una fuente del caso. Según explicaron, fue para que no se les agotara la carga de las baterías.

Al apagar un iPhone el teléfono sólo puede volver a abrirse usando la clave de seis dígitos colocada por el dueño. La experiencia indica que, sin la clave precisa, este tipo de aparatos son prácticamente inviolables.

Guastini se llevó la clave a la tumba, su esposa dijo desconocerla y ahora el único camino es mandar los iPhone a Estados Unidos, donde existe tecnología apropiada para vulnerar los sistemas de seguridad de la marca. Pero el éxito no es seguro.

El financista fue ejecutado a tiros por un sicario que, tras el homicidio, se subió a una moto en la que lo esperaba un cómplice.

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