Pasan cosas raras en La Plata. Principalmente, en materia “operativa”, que por supuesto tiene su origen en cuestiones y decisiones políticas.
PRIMER CASO: El 2 de abril de 2013 se produjo en la ciudad la peor inundación de su historia, con una cantidad no precisada de muertos aunque se determinó oficialmente que esa cifra sería de 89. Pero las dudas respecto a que fueron muchos más todavía siguen vigentes.
Ese trágico día cayeron sobre La Plata casi 400 milímetros de agua, producto de una tormenta sin precedentes.
La historia, lamentablemente, es bien conocida por todos los platenses. Pero lo que quizás haya pasado desapercibido ese 2 de abril y los posteriores es que la municipalidad de La Plata no tenía en su plantel a un Director de Hidráulica… de ahí tanta inoperancia en la acción oficial.
SEGUNDO CASO: El 5 de febrero de 2017 atravesó la ciudad un ciclón extratropical que arrasó con centenares de árboles, postes de luz y viviendas precarias. A consecuencia de ello, murió un joven cuando se dirigía a su lugar de trabajo.
Pasaron varios días de ese acontecimiento y los árboles, ramas y todo tipo de basura desparramados por el accionar de fuertes vientos y lluvias intensas siguieron adornando las calles y veredas en varios puntos de la ciudad.
Esa historia, también, es conocida para desgracia de otros tantos platenses. Y este gobierno municipal de La Plata no tiene en su plantel a un secretario de Espacios Públicos.
En el PRIMER CASO, el intendente era el justicialista y kirchnerista Pablo Bruera. En el SEGUNDO CASO, el intendente es el macrista Julio Garro.
A primera vista, parecen muy distintos. Y a segunda vista, las semejanzas son notables.