Con memes, videollamadas y sexting, parejas y amantes separados por la cuarentena se las ingenian para sobrellevar una pandemia en casas separadas entre la incertidumbre por el futuro y la angustia del encierro, circunstancia que pone a prueba “la capacidad de cada quien de estar consigo mismo”, dice especialista.
“Me enamoré de un sujeto, él de mí y no solo vive en otra provincia, sino que declaran pandemia”, escribió en Twitter la médica Sol Ferreyra, conocida en las redes como @sol_Despeinada, desde donde milita el cumplimiento de la educación sexual integral (ESI) y la legalización del aborto.
El modo de transitar la distancia amorosa dependerá de “la capacidad de cada quien de estar consigo mismo”, señaló a Télam la psicóloga Rosalía Álvarez, coordinadora del Departamento de Familias y Parejas de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
“No es malo extrañar, añorar, desear lo que momentáneamente no está, pero depende del equilibrio de cada cual: mucha gente no puede estar consigo misma y el otro cubre ese bache”, agregó.
Sol Ferreyra, la médica del tweet, tiene 31 años y sigue trabajando con pacientes oncológicos: “Mi novio vive en Río Gallegos, yo en Palermo y estoy un poco estresada porque la rutina se fue y estoy tensa, fuera de órbita”, dijo a esta agencia.
Y si bien admitió que le preocupa la distancia (no la geográfica, sino la otra) detalló que “hablan por whatsapp, hacen dos videollamadas por día y comparten noticias”.
“La intimidad la llevamos como se puede, estamos tratando de indagar en nuevas experiencias, pero no somos grandes entendidos en el cibersexo así que hacemos lo que podemos”, contó.
Pablo y su amante quedaron separados por la General Paz, cada uno con su pareja y sin posibilidad de mechar sus encuentros semanales furtivos; Solana llora desde el viernes pasado porque extraña a su novio; y Ramiro y Gustavo optaron por no forzar una convivencia y compartir todo el día por videollamada, según un relevamiento de Télam.
“Mi recomendación es escribirse, hablar por teléfono con y sin imagen, compartir música, contarse cosas que no se habían contado”, recomendó Álvarez.
“Yo soy soltera, pero estaba ‘chongueando’ con uno que había conocido en Tinder hacía dos meses y cada uno vive solo en su casa”, compartió con Télam, Juana, 31 años, diseñadora gráfica.
Mientras tanto, hablan por Whatsapp «todos los días, pero no tenemos tanta confianza como para hacer videollamadas. ¿Sexting? Todavía no lo planteamos. Yo quizás lo haría pero me da miedo que me esté grabando y ni da”.. »
Al respecto, Marina Benítez Demtschenko, abogada especialista en Derecho Informático y Tecnologías de la Información y la Comunicación con Perspectiva de Género, detalló que el sexting «es un acto voluntario y consentido de la sexualidad humana que consiste en el intercambio consentido (tanto en el envío como la recepción) de material audiovisual (foto, video), audios o texto de contenido erótico o sexual”.
Para hacerlo de forma segura, la fundadora de Activismo Feminista Digital sugirió que “lo que se envíe no permita la identificación de quien lo envía” y “elegir muy bien el servicio de mensajería instantánea ya que no sólo corremos riesgo de que se difunda el material, sino que además estamos volcando mucha información que quedará para siempre en los servidores de una empresa”.
Florencia tiene 40 años, es abogada, y desde noviembre del año pasado tiene una relación “bastante fluida pero sin título formal” con un hombre que pasa la mitad de la cuarentena con su hijo en el barrio de Floresta.
“Hacemos videollamadas pero es raro, porque nunca antes habíamos hablado por teléfono. Compartimos memes, noticias, una receta, nos enviamos audios con fragmentos de poesías”, señaló en diálogo con Télam.
“Por lo demás, todavía no recurrimos al sexo virtual pero yo le hice un chiste con el tema y se copó, así que quizás inauguramos alguna otra forma de comunicarnos aunque primero tendremos que hacer los acuerdos pertinentes”, aclaró.
En ese sentido, Benítez Demtschenko resaltó que Whatsapp, además de la sincronización con Facebook e Instagram, “es el servicio de mensajería más vulnerable que existe” y señaló que Telegram “ofrece una opción de chat secreto que permite configurar la posibilidad de intercambiar mensajes que se irán autodestruyendo”.
“Quiero destacar que ninguno es infalible. Dicho esto, la mejor para mí es Signal, de software libre y código abierto, donde podés autorizar cuál es el dispositivo receptor de tu mensaje y configurar chats con mensajes que se vayan auto destruyendo periódicamente. Además, los datos personales que usa son mínimos”, aconsejó la abogada.