Sin descanso: cómo se trabaja en los hospitales de Varela

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Una enfermera de terapia intensiva de Florencio Varela puede llegar a cambiarse los elementos de protección de todo el cuerpo unas 17 veces durante una extenuante jornada laboral en el marco de la pandemia por coronavirus. “A veces me dicen no tomo agua para no cambiarme”, reveló a la Radio de la Universidad Arturo Jauretche el Secretario en Calidad de Salud del Ministerio de Salud de la Nación, Arnaldo Medina, para describir el grado de estrés que afronta por estas horas el personal sanitario.

Están en primera línea de la lucha contra el COVID-19 y las últimas semanas han sido las más difíciles de su vida. A raíz del coronavirus deben hacer frente a un doble reto: turnos laborales más largos.

Es el caso de Mirtha, una enfermera de una unidad de cuidados intensivos en un hospital de Florencio Varela. Su profesión conlleva largas horas de trabajo, turnos nocturnos, y un elevado nivel de responsabilidad. «Ya era difícil antes», señala, «pero ahora, después de varias semanas en situación de emergencia por el COVID-19, estamos exhaustos, preocupados y emocionalmente agotados. Muchos hemos contraído la enfermedad, y algunos han fallecido».

Mariana, en tanto, tiene tres hijos chicos que solo los ve durante pocas horas cada día, después del trabajo, y no ha sido fácil. «Es muy doloroso colocar el cuerpo de una persona en una bolsa y luego ir a casa y hacer como que todo va bien», afirma.

Es un ejemplo de las presiones emocionales y mentales a las que están sometidos a diario muchos trabajadores sanitarios, tanto hombres como mujeres.

“Lo que se ve es un gran agotamiento de los trabajadores de la salud por el tiempo en el que llevan sosteniendo esto, estamos hablando de una enfermedad para la que a veces hay que cambiarse 17 veces al día, es muy intenso el requerimiento de utilización de elementos de protección personal, con el riesgo de la exposición al contagio que aumenta una condición de stress importante», agregó.

En ese marco, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva lanzó un alarmante pedido a través de una carta abierta a toda la sociedad, en la que describen el panorama sombrío que deben enfrentar de cara a la pandemia y anuncian que el sistema se encuentra cerca del colapso.

La misiva lleva la firma de la presidenta de la organización, doctora Rosa Reina, y del vicepresidente, doctor Guillermo Chiappero. En la misma advierten que “Los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla. Sentimos que los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación”.

“Los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos. La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse. Los intensivistas, que ya éramos pocos antes de la pandemia, hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes”, señalaron los profesionales.

Luego reconocieron las extenuantes jornadas laborales y los bajos ingresos que perciben: “Por horas y horas de trabajo estresante, agotador, pese a ser profesionales altamente calificados y entrenados, ganamos sueldos increíblemente bajos, que dejan estupefactos a quienes escuchan cual es nuestro salario”.

Tras esto lanzaron una dramática advertencia: “Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, la gente que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte!”.

Sobre el final hicieron hincapié en algunos cuidados que parecen haberse relajado: distanciamiento social, uso de tapabocas, lavado frecuente de manos, no aglomerarse, no hacer fiestas. Y sentenciaron: “El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsado, el sistema de salud está al borde del colapso”.

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