El índice de precios creado por la Universidad Nacional “Arturo Jauretche”, a través de su Observatorio de Calificaciones Laborales (OCAL), analizó el valor de una alimentación equilibrada en el área delimitada por los municipios de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui.
La Canasta Nutricional QVB resultó una instrumento útil para calcular el costo de vida en el área de influencia comprendida por los mencionados distritos tras cotejar el precio de los productos y servicios más utilizados por las familias residentes en la zona.
La investigación examinó un conjunto de cincuenta bienes imprescindibles en la alimentación de adultos, niños o adolescentes en función tanto de sus características físicas como sus necesidades energéticas.
Tras evaluar más de 200 casos, el estudio detectó una suba de $405 en la canasta básica alimentaria durante el mes de Junio. De ese modo, el incremento alcanzó un 3.9% en comparación con mayo de 2016.
La flamante herramienta consideró los distintos requerimientos calóricos, proteicos o vitamínicos de los seres humanos de acuerdo al género o la edad. Además, utilizó a las “Guías Alimentarias para la Población Argentina” (GAPA) como complemento informativo: nuclearon datos fehacientes adecuados a la realidad de nuestro país y consensuados por nutricionistas de todo el territorio nacional.
La conclusión formulada determinó que una familia tipo consignó $10.706,27 para su manutención; Un grupo familiar numeroso, $15.582,21. Paralelamente, reveló que los sectores de menos recursos dedicaron la mayor parte de sus ingresos al consumo de alimentos que sumado a los aumentos de tarifas y el transporte ocasionaron “una merma en el poder de compra de la población en el Conurbano Sur”.
En otro orden, discriminaron la inversión de acuerdo al grupo etario: un niño o niña necesitó en junio $1684, un adolescente $3191, 94, una mujer adulta $2680 y un hombre adulto $3150,32. Un análisis posterior incluyó hábitos de compra en los vecinos a fin de ponderar el peso de cada tipo de comercio en los hogares.
La casa de altos estudios elaboró el sistema de medición tras la inquietud planteada por Julio Pereyra a partir del impacto de las políticas nacionales, sobre todo a nivel social, que se evidencian en los precios de productos indispensables en una dieta saludable.
