“Chonita”, la guardiana del derecho a votar

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A sus 104 años, Magdalena Fanny Córdoba, conocida cariñosamente como «Chonita», se prepara para un hito electoral que va más allá de las urnas. Originaria de Bolívar y residente de Berazategui desde 1955, esta mujer de carácter fuerte y raíces políticas profundas logró, tras un esfuerzo familiar y un reclamo judicial, que la Justicia le permitiera votar por trigésima vez en su vida, desafiando las barreras automáticas que depuran los padrones de votantes mayores de 103 años.

«Desde 1951 que voto y nunca me gustó tanto hacerlo como lo voy a hacer ahora. Costó muchísimos años poder votar, principalmente a las mujeres, y quiero cumplir mi deber de ciudadana hasta el final», expresa Magdalena con una energía que desafía el paso del tiempo.

Magdalena, con una trayectoria laboral como asistente social en el municipio de Berazategui, siempre abrazó las enseñanzas de Evita y Perón, considerándolas sus máximas referencias políticas. Su vida, marcada por el compromiso con los más necesitados, también estuvo teñida por momentos de enfrentamiento con las autoridades debido a su honestidad y valentía para expresar sus opiniones.

La historia de «Chonita» y la historia del país

La historia de «Chonita» se cruza con capítulos oscuros de la historia argentina, como cuando participó en la multitud que recibió a Perón en su regreso de militares en 1973 y vivió el peligro de cerca, cuando los «tiraron un tanque encima». «Casi me pisan, me salvaron las compañeras que estaban conmigo», recuerda con firmeza.

Aunque nació en Bolívar, su corazón se enraizó en Berazategui desde 1955, cuando se mudó para que sus hijos pudieran acceder a la educación. Su participación en la política y el voto siempre fueron una constante, y cuando las circunstancias políticas lo impidieron, luchó activamente para cambiarlas.

Este año, la Ley que automáticamente da de baja a los votantes mayores de 103 años en el padrón la excluyó de las PASO y las generales. Sin embargo, desconociendo esta norma, «Chonita» se percató de su ausencia en las listas, generando un reclamo que se convertiría en un acto de valentía y determinación.

Su nieta, Elizabeth Sibulka, de 51 años y estudiante de ciencias políticas, junto con su hermana Marcela, siempre fueron las responsables de llevar a «Chonita» a la escuela para votar. Al percatarse de la ausencia de su abuela, iniciaron una investigación para entender la razón detrás de este inconveniente. Descubrieron que la ley automáticamente excluía a los votantes de más de 103 años del padrón, una realidad que ni «Chonita» ni su familia conocían.

Decididas a garantizar que «Chonita» pudiera ejercer su derecho al voto, Marcela grabó un video con el emotivo pedido de su abuela, expresando su deseo de votar por trigésima vez. La solicitud, enviada a la cámara electoral junto con un reclamo formal, no tardó en dar sus frutos. La Justicia resolvió hacer lugar al reclamo y la incorporación en un listado especial, pese a que los padrones ya estaban cerrados.

Una elección crucial, no podía faltar

Para «Chonita», la próxima elección es «una de las más importantes de la historia» y hace un llamado a los jóvenes: «Los chicos si tienen amor por su patria y su país tienen que ir a votar, es nuestra forma de defensor nuestro suelo», subraya.

Nacida el 28 de junio de 1919, «Chonita» no solo es una abuela y bisabuela amorosa, sino también una figura política comprometida desde su pequeño pueblo de Bolívar hasta Berazategui. Fundadora de la primera Unidad Básica en Pirovano, su vínculo con Evita y Perón marcó su camino político desde sus inicios.

En sus propias palabras, «Chonita» destaca que «antes de Perón, los trabajadores no tenían ningún derecho», grabando episodios de su juventud donde su padre, trabajador del campo, dormía en una cama de chapa mientras los patrones descansaban en comodidad. La intervención de Evita, según cuenta, le devolvió la dignidad a su padre y, por fin, a todos los trabajadores.

Con una lucidez admirable, «Chonita» reflexiona sobre la actualidad política y, entre risas, analiza los eventos recientes. Su mensaje es claro y directo: la importancia de la participación ciudadana y la defensa de los derechos obtenidos. «Pensá en todo lo que nosotros vinimos con mi marido a Berazategui para que los chicos pudieran estudiar, ese era nuestro sueño, y hoy los más jóvenes tienen hasta universidades públicas», enfatiza.

En una época donde los debates políticos y los cambios se suceden, «Chonita» se erige como un faro de experiencia, sabiduría y persistencia, recordándonos que la lucha por los ideales y la participación ciudadana no tienen edad. Su historia, que se entrelaza con la historia argentina, nos inspira a valorar y defender los derechos democráticos, no importa la edad que tengamos.

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