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A Andrea Viera la mató la policía: 19 años del crimen en la comisaria primera de Varela

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Andrea Viera tenía 23 años y estaba embarazada. Fue detenida sin motivo en 2002 junto a su novio en la localidad de Zeballos y trasladada a la comisaría 1° de Florencio Varela, por averiguación de antecedentes. Los interrogaron y torturaron. Andrea murió días después como consecuencia de los golpes y se convirtió en la primera mujer asesinada en una comisaría desde que se había recuperado la democracia. Se cumplieron, entre el 10 y el 27 de mayo, 19 años del caso emblemático de violencia institucional del distrito.

Después de un larga e incansable lucha de su familia, encabezada por la hermana de Andrea, Eugenia Vázquez, se lograron llevar adelante cinco juicios, dos condenas a perpetua para los policías Jorgelina Oviedo Zalazar y Miguel Oviedo, más otras condenas menores.

Sin embargo, la familia desistió por estos años de continuar adelante con nuevos juicios puesto que prefieren resguardar la integridad de quienes son testigos directos del crimen porque estaban presos en las celdas y el novio de Andrea, quien resultó varias veces amenazados. El temor tiene fundamento, solo basta recordar que Jorge Galván Plaza, un testigo clave del caso, fue ejecutado de un disparo en la cabeza detrás del barrio Pepsi hace 14 años. Un crimen con el fino olor al uniforme policial.

A Andrea la detuvieron junto a su novio Gustavo Cardozo cuatro patrulleros de la policía bonaerense, mientras estaba sentada en el palier de una casa reponiéndose de una descompostura. Estaba embarazada, y se había bajado del colectivo 324 en el que iba a visitar a su suegra con la intención de ir a un hospital. Los policías la llevaron a la comisaría primera de Florencio Varela acusándola de ser la ejecutora de un tiro que había herido a un efectivo en un tiroteo, un rato antes, en el que había muerto un joven.

La encerraron en una oficina donde querían que confesara su participación en el la balacera, de la que no tenía nada que ver. “Rata”, le gritaba la agente Oviedo –condenada a prisión perpetua – junto con otros compañeros, mientras le tiraban del pelo y le pegaban arriba de un escritorio hasta perder la conciencia.

Segundos antes, Andrea gritaba su inocencia les pedía que la llevaran a un hospital porque se sentía mal y que les sacaran las esposas. Recién cuando entró en coma llamaron a una ambulancia. Doce días más tarde, Andrea murió en el hospital Mi Pueblo por las lesiones provocadas por las torturas, según reveló la autopsia.

Gustavo Cardozo, que también fue torturado, se convirtió en uno de los testigos claves del juicio. También algunos presos que estaban detenidos en la comisaría la noche de la muerte. Uno de ellos, José Galván Plaza, apareció fusilado en 2007 con un balazo a quemarropa en la sien que salió de un arma calibre 38.

El testigo estaba preso la noche en que Andrea y su novio fueron torturados, y su testimonio no sólo incriminó a la mujer policía que resultó condenada, sino también a un oficial que no había llegado a juicio. Su cadáver fue encontrado en un descampado del barrio “Pepsi” del partido de Florencio Varela.

Otro de los condenados Miguel Aquino, imputado de “tormentos seguidos de muerte”, y cumple condena a perpetua en una cárcel común con una condena firme.

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