José Campos: el muralista que necesita un empleo para poder vivir

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José Campos es varelense. Es autodidacta con la pintura. Hace 36 años cuando comenzaba la guerra se estaba conscripto en Tandil. Pasaron los años y nunca se olvidó lo vivido aquellos días. Y no deja de homenajear en sus obras a quienes dejaron su vida en aquella gesta. Sus murales están pintados en muchas de las paredes de la localidad, dentro de sus últimas obras se encuentra la realizada en la calle Aristóbulo del Valle y av. San Martin en homenaje a Malvinas, los ex combatientes caídos en la gesta y los 44 submarinistas desaparecidos en el Ara San Juan. No tiene empleo y sueña con poder contar con uno para brindarle una mejor calidad de vida a su familia.

Todas las mañanas sale de su casa en la calle Alem al 1600 de Zeballos con su bicicleta, tachos de pintura y brochas a plasmar sus homenajes en las paredes de la ciudad, pide permiso y comienza. Antes deja a uno de sus hijos en la escuela. “Quiero poder darles una mejor calidad de vida, teniendo un trabajo como corresponde” cuenta el vecino que cumplió el Servicio Militar entre el 9 de marzo y el 19 de mayo de 1982 en la Base de Tandil.

José Alberto Campos tiene 55 años, no tuvo la oportunidad de estudiar, pero eso no le importó al Estado para cumplir con el Servicio Militar, donde su clase “la 63” tuvo, en algunos casos la difícil situación de viajar a Malvinas para defender a la patria. “El mural en las paredes de la ex Entel es para homenajear a quienes lucharon por nosotros en Malvinas” comenta y aclara “siempre tuve el hobby de pintar y después de ese mal momento que vivimos, decidí plasmar las vivencias y todo lo que me transmitieron mis camaradas hacia la pintura”.

Un trabajo digno
Hoy su única ayuda es de la de quienes pasan por donde está pintando algún mural y le dejan una colaboración. José ha golpeado cada puerta de la región, desde Desarrollo Social Nacional, empresas, Consejo Escolar local y hasta el municipio buscando una fuente laboral, pero los mismos que le han dado su saludo, abrazo o apretón de mano frente a sus obras, no le han brindado la ayuda que necesita. “No quiero un plan, ni una subvención. Tengo manos y las ganas intactas para trabajar. Solo pido que me den esa oportunidad” remarca.

“No tuve la oportunidad de estudiar, pero cuento con las herramientas para hacerlo “subraya y apunta “cuando fui a unos organismos de gobierno a pedir empleo, me dijeron que sin estudios no iban a tomarme, pero a mí nadie me preguntó eso cuando me llevaron al Ejercito”.

“Quiero un trabajo donde poder expresar lo que siento, poder ayudar a las personas de la tercera edad y mantener a mi familia y a mis 6 hijos” dice José .

Una ayuda para José
De joven trabajó en PAMI, luego pintó algún colegio privado de la localidad y hasta establecimientos estatales. No cobró nada, lo hizo para colaborar. Hoy necesita que alguien responda a su pedido: un empleo digno.

“No quiero estar mendigando, aunque no es indigno pedir” expresa José mientras muestra sus murales. “Hace 23 años vengo anotándome en el Consejo Escolar para auxiliar y nunca me llamaron” remarca sobre su búsqueda laboral.

Pero la gota que rebalsó el vaso es que a José, la empresa Edesur lo intima a abonar más de 14 mil pesos de deuda. “Me ofrecí en la empresa para salvar mi deuda haciéndoles pintura, pero no me dieron respuesta. No tengo trabajo para poder abonar esta factura, donde se suman varios meses de servicio. O le doy de comer a mis hijos o pago el servicio” expresa y sentencia “Si tuviera un trabajo la cosa sería diferente”.

Sin reconocimiento
Por el conflicto bélico, estuvo pocos meses de conscripto. Una nota firmada el 30 de agosto de 1982 documenta su paso por el Ejército. No recibió nada, ni un mínimo reconocimiento. Solo recibe día a día el apoyo y acompañamiento e su familia, sus hijos y de los vecinos que admiran su labor.

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